Juan Moreno, presidente de la Federación Provincial de Asociaciones de Vecinos, está él solo cavando su propia tumba. Llevamos muchos meses queriendo conocer su opinión sobre una de las acusaciones más graves que le han hecho desde el sector de máximos responsables de asociaciones de vecinos enfrentados con él. Y la pregunta viene en el sentido de que responda a las razones que le llevaban a no ingresar todos los meses algo más de 4.300 euros que estaban destinados a las Brigadas Verdes y que se quedaban en las cuentas de la Federación Provincial de Asociaciones de Vecinos. Todos sabemos que la razón primordial estaba en que aún no se había firmado el convenio entre la Ciudad y la FPAV correspondiente a este año porque no se habían justificado todas los gastos presentados y existían algunos problemas en Intervención. A lo largo de estos meses ha dicho de todo: desde que es mentira, a que todo el dinero iba a una misma cuenta y desde allí se enviaba a la cuenta corriente de las Brigadas Verdes, etc…
Sin embargo, al finalizar la tumultuosa asamblea que tuvo lugar el martes por la noche, debió sentirse con la adrenalina por las nubes porque consideraba que había pisoteado a la oposición, que entiendo se le fue la lengua más de la cuenta. No comprendo que el máximo responsable de los dirigentes vecinales de Ceuta pueda decir que ese asunto se solventaba porque unas veces la Federación le prestaba el dinero a las Brigadas Verdes y otras veces las Brigadas Verdes a la Federación.
En una empresa privada normal, a lo mejor, en un momento de falta de liquidez, un propietario se ve en la obligación de que una de sus empresas le preste el dinero a la otra o viceversa. Sin embargo, no lo puedo entender en un corporación más oficial que ninguna, porque el 100% de sus ingresos provienen de las arcas de la Ciudad Autónoma de Ceuta, en definitiva, de los impuestos de todos los ceutíes. La Federación tiene tres convenios con la Ciudad Autónoma y cada uno de ellos es único y absoluto, no permite arreglos de traspaso de unas cuentas a otras en función de los intereses particulares del funcionamiento.
Continuo protestando porque no me entra en la cabeza que la Ciudad permita este desbarajuste en que se está convirtiendo la FPAV. Ayer me comentaba un antiguo dirigente vecinal que, al igual que un día tuvieron que incluir en los estatutos que si un presidente de barriada tenía un cargo público no podía pertenecer a la directiva de la FPAV, a lo mejor, sería bueno que se incluyera otro ahora para que quien forme parte de la directiva no puede ser empleado de esta institución en cualquier nivel.