La Ciudad ha preparado una actualización de la ordenanza de limpieza que espera sea aplicada para erradicar una serie de comportamientos incívicos que afectan a todos los ciudadanos. Si para erradicarlos es necesario multar, habrá que hacerlo. Porque no es de recibo que a estas alturas, en una sociedad supuestamente educada, haya quienes sacan a pasear a sus mascotas y no recogen las heces. Generan un problema de salud que en algunos barrios es gravísimo, en el momento en que zonas públicas comunes se convierten en estercoleros. Los canes no tienen culpa, la tienen unos dueños que siguen estilando unas maneras de actuar que nadie puede entender. Y no son casos aislados, sigue habiendo dueños que sacan a sus mascotas a deshoras para ¡no recoger las heces! Nadie lo entiende, quizá a base de multas de hasta 1.500 euros aprenderán a reconducir tan extraña manera de proceder. De igual manera se va a actuar con otras prácticas que provocan serios problemas a la convivencia ciudadana: como el arrojar basura a deshora, el mal uso del espacio público, ensuciar las calles... La unión de todos debe ser posible para que se aplique esta normativa y la Ciudad pueda sancionar sin miramiento, sin perdón, porque estas acciones no deben ser consentidas.