Aprender a amar los libros

El Centro Asesor de la Mujer pone punto y final al taller de encuadernación que durante cuatro años ha posibilitado que numerosos ceutíes aprendan a querer un poco más a los libros. Piden que continúe

Han sido cuatro años de un curso en el que muchos han repetido pero que pone el punto y final con una exposición que muestra lo que se ha conseguido: enmarcaciones de libros antiguos profesionales, álbumes de fotos, agendas, cuadernos, libros de firmas para bodas, cofradías, comuniones “y la verdad que las opciones son muchas y variadas pero hay que reconocer que este negocio tuvo su boom con la publicación de fascículos que regalaban semanalmente con los periódicos y últimamente esto ha ido a menos”, apunta la profesora del taller, Marieli Rubio. Nacida en Londres, lleva más de 30 años afincada en España y los últimos cinco en la ciudad autónoma. A sus espaldas, años de trabajo en el Club Internacional del Libro o en el el área de Cartografía e Imprenta de la Academia Logística de Defensa. “Me gustan los clásicos, las pieles, los azules, los papeles al agua...cada viaje que hago aprovecho para comprar materiales...en Florencia, Venecia, Dinamarca, Madrid,...”. Reconoce que aunque esta afición convertida en arte económicamente no compense, hacer lo que a uno le gusta y ver los resultados de un trabajo escrupuloso no tiene precio y haber ayudado a que sus alumnos quieran más a los libros, le ha gratificado mucho.
De hecho, ellos no quieren que se termine y piden a la Ciudad que por favor permita continuar “con una actividad que es mucho más que un curso”. Cuatro años han dado para mucho. Los alumnos han conocido el Archivo de Indias, en Sevilla, donde pudieron observar todos los documentos que Colón trajo en las Carabelas de América, visitaron Gibraltar, muchos museos y ahora ven como auténticos tesoros del Patrimonio cultural las bibliotecas... “hemos aprendido a querer aún más los libros, a respetarlos, a cuidarlos...”. También han descubierto cualidades dentro de ellos mismos que no conocían como pueden ser la de ser precisos y tener calma para poder ir viendo los resultados. “Es un trabajo lento, muy milimétrico que se mueve en márgenes de entre 3 y 5 milímetros, por lo que no cabe el error”, explica la profesora reconociendo además que todos puedes desarrollar esta labor manual, pero que hay que ir poco a poco trabajando primero con materiales más flexibles y posteriormente pasar al papel que es más frágil y más fácil a la hora de doblarse.
Alrededor de los alumnos y de la profesora, a quienes acompañó además la directora del CAM, Vivianne Berros, decenas de libros realizados durante estos años, algunos incluso restaurados y con más de dos siglos de historia entre lomo y lomo. “Me gustaría encuadernar uno de caballería”, reconoce Marieli echando la vista atrás y recordando todas las Bibliotecas Nacionales que ha visitado y los monasterios que atesoran incunables imposibles de tocar y con unos sistemas de conservación de los que también ha tomado nota. “En Ceuta en la Biblioteca Militar existe un libro escrito por Isaac Newton”, comenta a modo de anécdota.

Una gran familia
Y términos como litográfico o filigrana se entremezclan en una conversación en lo que los alumnos se quedan con el compañerismo y la pequeña familia en la que se han convertido en este tiempo. “la unidad, la convivencia, el cariño...charlamos, nos desahogamos y pasamos también las penas. Personalmente quería dejarlo pero ellos no me lo permitieron y he editado mi propio libro con su ayuda”, explica Rosa María Lázaro, arropada por sus compañeros que insisten en que debe destacarse que “aprendemos cada día nuevas cosas, los resultados están aquí y queremos seguir aprendiendo y para todos es como una terapia, algo que necesitamos”. La profesora conoce la forma de trabajar de cada uno, y todos le agradecen la transmisión de sus conocimientos de manera exigente y seria y la implicación en el curso con la realización de actividades y viajes que “nos han enseñado mucho más de lo que jamás hubiéramos pensado... no puede terminarse” piden.

Calixto y su trabajo
Un libro de partituras de 1877 preside una de las vitrinas de la exposición. Calixto lo muestra orgulloso a sus compañeros mientras explica que ha sido necesario utilizar “papel de seda para recuperarlo y poder llevar a cabo la encuadernación”. A su lado, otros libros con tapas de papel o de piel muestran las posibilidades que existen en un trabajo manual que requiere mucha paciencia y destreza.

ALUMNAS DESDE EL PRINCIPIO
No se han perdido ni un año. Rosa e Inmaculada, a la izquierda, posan junto a otra compañera mostrando parte de los trabajos que han realizado. Ellas son de las más veteranas de un curso que les ha enseñado mucho. Destacan los viajes y la calidad de la profesora como fuentes de conocimiento y sobre todo el compañerismo que se ha forjado durante todo este tiempo.