-
Los okupas se jactan en redes sociales de su acción
La ocupación de toda la promoción de Huerta Téllez está teniendo también consecuencias graves para el centro educativo más próximo, el IES Clara Campoamor. Y es que además de tener que soportar el pasado lunes el desarrollo de las clases a golpe de maza constante, ahora se ha sumado el hecho de que hayan sufrido apedreamientos provocados por algunos de los okupas.
Y no solo ha sido el centro, la Consejería de Gobernación ha confirmado que también se ha lanzado alguna piedra a la Policía Local, que ha tenido una mayor presencia en el entorno del IES. De hecho el propio consejero Jacob Hachuel ha decidido, en determinados momentos, ordenar más agentes en el lugar.
¿Qué por qué se hace esto? Nadie se lo explica. Los estudiantes son ajenos a una circunstancia sobrevenida que además de constituir un delito ahora está teniendo este tipo de efectos. Algunos de los okupas están además subiendo vídeos a redes sociales en los que se jactan de las viviendas que han ocupado.
Consulte aquí todas las noticias relacionadas con el Caso Okupas
Nada nuevo bajo el sol. Los delincuentes campan a sus anchas en este exhausta nación, en clara decadencia, desde hace décadas. Pasamos de una dictadura a un sistema de libertades, escasamente democrático y liberal, con laxa seguridad jurídica, una separación de poderes bastante mejorable y una muy tímida defensa de la propiedad privada.
En cualquier país de nuestro entorno es impensable la pasividad o increíble lentitud judicial y policial, forzada por las leyes (gracias a los políticos que las promueven y aprueban), ante el fenómeno de la usurpación de la propiedad privada, eufemísticamente llamada "fenómeno 'okupa'"; lo que no deja de ser una banda, a menudo organizada, de delincuentes que se apropian de lo que no es suyo.
Ser honrado, trabajar y pagar impuestos en España se convierte con frecuencia y fácilmente en una pesadilla.
Cuando un estado es incapaz de proteger a quienes debe proteger y protege a quienes debiera castigar, va camino de su destrucción.