Ramón Montilla logra focalizar en 'Cómo se crea un anarquista' un antiguo impulso que lleva arrastrando desde hace tiempo fruto de sus vivencias acumuladas durante su niñez. Basado en experiencias reales, asegura que no es un libro de entretenimiento, sino para reflexionar.
–¿La anarquía está condenada a arrastrar consigo el concepto de utopía?
–Es utópica porque la sociedad no ha sido capaz de ponerse de acuerdo para que todo el mundo viva de la manera que propone, ya que hay intereses muy espurios en el mundo capitalista en el que vivimos. El bienestar no es lo que tenemos, es una apariencia que nos venden muy bien vendido, con mucha sutileza. Una de las verdaderas inquietudes que debe tener el hombre es el final de la vida, por ejemplo. De esta forma se pretende que no sea una utopía, ahí reside la intención de este libro. Podría no ser una utopía, de hecho hubo un momento en la historia en el que dejó de serlo.
–Entonces ¿tenemos una idea equivocada por lo general de lo que es el anarquismo?
–El anarquismo está considerado como algo violento, casi como el terrorismo, es una opinión equivocada y desvirtuada por intereses de facciones que lo han desvirtuado de su sentido y finalidad. A la sociedad se la ha acostumbrado a que esté conforme con que seamos distintos, con que seamos diferentes. En realidad, se trata de que todos nos sintamos felices y contentos, sin tiranos, dictadores o dioses.
–¿Qué cree que es lo que provoca toda esta desinformación al respecto?
–Sobre todo que comparen a un terrorista o a un vándalo con un anarquista. En Barcelona esos tipos que van con capuchas rompiendo escaparates en seguida dicen que son anarquistas, cuando son terroristas. El anarquismo es una sociedad bienintencionada donde la gente es muy feliz y es solidaria, al igual que los protagonistas de mi libro.
–Pero sí que es una realidad que el anarquismo está asociado con que vale todo...
–Es revolucionario, pero la gente piensa que es terrorista, que emplea la violencia. El anarquismo es violento cuando se le provoca, lo que pasa es que no ponemos la otra mejilla como ocurre en el cristianismo. Es amante de la libertad y busca los principios de la Ilustración: libertad, igualdad y fraternidad. Ése es el origen del anarquismo social, ya que el anarquismo natural ha existido siempre, hombre y animal quieren ser libres. Es además universalista, naturalista y utilitarista. Es una ambición de la sociedad, está patente en la naturaleza desde el principio del mundo.
–¿Existe un anarquismo moderno?
–Estoy muy al margen del anarquismo moderno. Realmente el anarquista no vota ni tiene partido. El anarquista está mucho más a la izquierda de todo eso, está fuera del sistema. El anarquismo no admite al Estado.
–¿El anarquismo entonces se ha pasado de moda o sigue vivo?
–El anarquismo tiene que seguir vivo. Se ha pasado de moda según qué sociedades. El anarquista no aprovecha una huelga, ni se pone una capucha y se dedica a romper el mobiliario. Hay todavía sindicatos que están vivos, pero no estoy al tanto de la situación actual.
–¿Su filosofía es como la del protagonista de su libro?
–Se trata de anarquismo puro. Lo que existe ahora es una mala imitación. En el anarquismo que vemos en televisión aparecen cientos de malas imitaciones. Actualmente el anarquismo no está bien reflejado. El que hay ahora no tiene nada que ver.
–¿Cómo fue el anarquismo que vivió en Ceuta?
–En el anarquismo que viví en Ceuta no hubo violencia como la hay ahora. Hubo una resistencia pasiva, pero también porque no había otra solución. En la dictadura, los que no se sometieron tuvieron que recurrir a la clandestinidad o al exilio. Miles de niños tuvieron que ser exiliados a países tan lejanos y extraños como Rusia, donde no conocían ni el idioma. La otra solución que hubo para los que se quedaron fue la cárcel o el paredón. El anarquismo es una filosofía moral solidaria que se ha vivido en la España de las primeras décadas del S.XX, donde se vivió esa situación de anarquía nacionalizada, no solamente en España, que fue la pionera, sino también en las naciones del sur de Europa.
–¿Por qué cree que no ha triunfado el anarquismo?
–La filosofía armoniosa del anarquismo no ha triunfado por los intereses. Las minorías han dominado a las mayorías a través de la astucia, la sabiduría y la violencia.
–¿Qué es lo más parecido a la anarquía actualmente?
–La verdad es que yo creo que nada. No he votado nunca pero tampoco votaría a nadie.
–Por lo tanto, ¿el anarquista nace o se hace?
–Sucede como en el libro, donde uno de los personajes sigue unas determinadas pautas. A través de ellas, el niño protagonista se va haciendo anarquista poco a poco, entre otras cosas porque convive con otros anarquistas. Le enseñan a razonar, a localizar la verdad y seguirla, que son las pautas que sigue el anarquismo, que es una filosofía muy bien intencionada.
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