Antonio Romero Vallejo será el responsable de esculpir la estatua de ‘El Almendrita’, tras haberse adjudicado el contrato de este servicio por un importe de 48.000 euros.
La escultura se exhibirá de forma permanente en nuestra ciudad, concretamente en la zona peatonal que discurre a lo largo del Paseo de las Palmeras y estará realizada en bronce, a la cera perdida, con unas dimensiones de 1,20×1,00 metros de base y 1,30 de altura.
Representa la figura sentada de Manuel Sánchez Ordóñez, popularmente conocido como ‘El Almendrita’, un personaje local de Ceuta que vendía garrapiñadas en el Paseo de las Palmeras.
La escultura tendrá carácter exclusivo y será modelo original y único para Ceuta, por lo que estará prohibido realizar copias sin autorización expresa. La Ciudad será también la que se encargará de instalar la obra.
El plazo de ejecución se establece en dos meses a partir de la firma del contrato y la entrega de la obra se realizará en Ceuta en el plazo máximo de tres desde la formalización del contrato.
‘El Almendrita’ fue un popular personaje ceutí que trabajó como guardia urbano y que en sus horas libres se dedicaba a la venta de garrapiñadas. Colocaba una mesa plegable y una silla de tijera que guardaba en el bar ‘Sin nombre’, donde iba cada tarde a recoger, junto a un cuenco hondo de cobre, un recipiente para calentar la materia prima (agua, azúcar, almendras y vainilla).
Manuel Sánchez Ordóñez se casó con Mercedes Mesa, con la que tuvo tres hijos: Manuel, Mercedes y José Luis. Eran un matrimonio de familia humilde y trabajadora que siempre tenía las puertas de su hogar abierta a los vecinos.
Manolo y Mercedes eran un matrimonio de familia humilde y trabajadores, de los que tenían las puertas de su vivienda abierta, como ocurría antiguamente. “Los olores a guisos de una casa se confundían con los aromas de la comida del vecino. Mi madre se acercaba a su casa y…¡¡Toma Mercedes un platito, para que lo probéis!! Al rato se asomaba Mercedes… ¡¡Carmen toma que he hecho mermelada de sidra!! ¡¡Qué a tu Joaquinito le gusta mucho!!”. Así recuerda el autor del blog la época en que tuvo de vecinos a esta familia, en la calle Juan Sebastian Elcano. “Era permanente un olor a vainilla, vivíamos con ese olor impregnado en nuestras vidas, todo era como consecuencia del trabajo de mis vecinos”.
‘Manolo El Almendrita’ se colocaba en una mesa plegable y una silla de tijeras que guardaba en el bar ‘Sin nombre’ y que iba cada tarde a recoger, junto a un cuenco hondo de cobre, un recipiente para calentar la materia prima (agua, azúcar, almendras y vainilla).
Había veces que tenía servicio como guardia urbano y en el interior del mismo bar se cambiaba de ropa para ofrecer el delicioso producto junto a una palmera justo delante de la estatua de González Tablas. A partir de ese momento, el aire se llenaba del delicioso aroma de las garrapiñadas que más de un ceutí aún guardará en su recuerdo.
Un reconocimiento muy acertado. Forma parte de la historia de Ceuta. Felicidades a toda su familia.
Pues si que es cierto cuanto se relata.
Era un hombre amable que nos endulzaba, nunca mejor dicho, la vida a cuantos paseabamos por nuestro emblematico paseo de las palmeras.
EL TONTODROMO DE NUESTRA JUVENTUD.
Yo fui de las ultimas personas que comieron sus almendras, porque una vez jubilado tambien de las almendras, el pertenecia al Grupo de Teatro de Mayores de los S.S.S.S Comunitarios iba mucho a verme (yo llevaba el programa de Mayores ) y siempre me llevaba un cartucho de almendras garrapiñadas, que el hacia en su casa y las envolvía en un folio blanco. Manolo era un gran actor con una memoria increible y los sainetes de los Alvarez quintero los bordaba, parece que lo estoy viendo en Sangre Gorda( por cierto , jamás lo vi enfadado. Enhorabuena por esa estatua tan merecida.
Muy buenos recuerdos dejo este hombre en la barriada odonell... Su barriada.