Ceuta siempre ha sido diferente, mucho más en política. Mientras
Alberto Núñez Feijóo nunca dejaba claro eso de no entregarse a los brazos de
Vox con tal de llegar a acuerdos, a este lado del Estrecho el alcalde
Juan Vivas se presentaba en escena cual Juana de Arco para partirse el pecho, de ser necesario, si tenía que defender el ‘naranjas de la China’ para los de Juan Sergio Redondo, para quienes no han respetado las normas hasta el punto de poner en quiebra principios inviolables en Ceuta como el de la convivencia.
Ahora mientras en Madrid se abre una guerra
con tal de que el PP pueda gobernar, en Ceuta se hacen públicas las posturas de un más que probable pacto entre socialistas y populares. “Hay que dejar gobernar a la lista más votada. Siempre ha sido así a nivel nacional”, nos vino a contar el pasado viernes
el popular Juan Bravo aspirante a ser el futuro ministro de Economía. Llegó en visita privada y terminó dando una rueda de prensa que no constaba en agenda y sin que siquiera lo supieran pesos pesados del partido en Ceuta, ni el propio presidente regional Juan Vivas.
Bravo repitió en varias ocasiones la puntilla de “siempre ha sido así a nivel nacional”. Y es que lo que se hace en Madrid parece que no valga para el resto de España y menos para Ceuta.
Tras una campaña local en la que Vivas echó sus últimas carnes en el asador, la jugada le salió favorable aunque fuera al límite. Nada más ser investido presidente lo dejó claro en sus círculos internos: prefería abrirse a otros acuerdos antes que firmar un pacto de gobierno con un
PSOE que no dudó en aprovechar la denuncia de Susana Román contra Kissy Chandiramani para buscar en el caso Emvicesa su tabla de salvación. Fue el golpe bajo que no se perdona en el
PP. Vivas se enfrenta al problema de que todas las opciones quieren gobernar con el PP
Las presiones de los grupos de poder no cesaron. Se llegaron a escuchar por boca de empresarios crecidos a base de apoyos políticos frases despectivas contra los localistas de MDyC y Ceuta Ya! más propias de los sectores más radicales de Vox. Toda una presión orientada a forzar el único pacto posible que cabe para estos bloques de presión: con los socialistas.
El problema al que se enfrenta Vivas es que todas las opciones posibles quieren gobernar. Nadie pacta porque sí, todos quieren tener su cuota de poder antes de tenderle la mano para una gobernabilidad tranquila. Y entre ellos asoma con fuerza el PSOE, el que en campaña decía que iba a terminar con la Ceuta de los más de 20 años de Vivas. Asoma incluso reconociendo públicamente las áreas que le gustaría gestionar.
Voces autorizadas del PSOE de Ceuta advierten que cualquier pacto de gobierno tiene que ser aprobado por Madrid, cumpliendo así con los estatutos. El caso más próximo en el tiempo lo sitúan durante las negociaciones llevadas a cabo para echar al GIL del Ayuntamiento.
La Federal, clave
Antes de hablar de cualquier gestión se tiene que solucionar el caos del gobierno central, ver si Pedro Sánchez puede gobernar, qué figuras cobran peso en el equipo y si desde la central se respalda todo lo que pueda pasar en Ceuta. Sorprendidos por declaraciones públicas del propio Juan Gutiérrez al respecto, se ciñen a algo clave: la Federal. La labor de cocina supera a la sede de Daoiz y a los despachos de la plaza de los Reyes.
En el PP tampoco se está ante un camino de rosas. El ya ‘vendido’ como gobierno de coalición no gusta a algunos por dos razones: ni por lo que supone en sí una alianza con el PSOE ni por falta de empatía con quienes se tiene que firmar un acuerdo que vendrá etiquetado con ser lo mejor para Ceuta. Nunca se rentabilizó tanto el síndrome Perejil y el posterior a la invasión de mayo. Son las dos patas para sostener cualquier paso que se vaya a dar aludiendo a la necesidad de sostener la estabilidad de una tierra española sometida a continuas afrentas.
Voces socialistas advierten que cualquier pacto debe ser aprobado por Ferraz
El pasado Pleno extraordinario fue la primera escena para observar las posturas de cada formación. Todo tiene una explicación: el voto favorable del PSOE pero también el tono cambiado radicalmente de Vox. Los tiempos inmediatos marcarán hasta dónde se puede llegar.