Sí. Lo sé. A pocos les importará la imagen de esa pavana atrapada entre concertinas en el Recinto (por cierto, ¿esos elementos no deberían estar prohibidos?). La imagen de su pareja intentando liberarla sin éxito. Tampoco las 24 horas que se tardó en reaccionar para retirarla del lugar.
La asociación Daubma pide protocolos claros, fijar una reunión para que esto no vuelva a suceder. No es complicado, solo hay que tener ganas. Y por los animales se tienen bien pocas. Aquí se permite todo tipo de tropelías sin que las administraciones muevan un dedo por evitarlo.
La Ciudad acostumbra a publicar en el BOCCE la normativa para que en el Sarchal se proteja a las gaviotas audouin. Prohíbe el acercamiento a los acantilados y advierte con sanciones. ¿Para qué?, ¿tiene alguna utilidad que se recoja todo esto en un documento si después la misma administración es incapaz de disponer de medios claros para rescatar a las aves en peligro?
Todo y todos fallan, pero nadie asume responsabilidades. El origen del problema sigue estando en lo mismo: ¿tenemos una consejería de Medio Ambiente? No, solo disponemos de un apéndice, un colgajo que el Ayuntamiento ha añadido a las competencias de Fomento para pisotear cualquier interés en un área que lo tiene.
Por eso suceden episodios de este tipo y presenciamos cómo un ave puede morir porque nadie acude a liberarla durante más de un día, por ejemplo. Recursos tenemos, pero no tienen utilidad porque la desidia es de tal calado que nadie quiere coordinar áreas que no importan, que no interesan y que duelen a unos pocos.
Carteles pagados por la Ciudad para proteger a unas aves marinas que están amenazadas… y a solo unos metros dejamos morir uno de esos ejemplares porque todos de mucho entienden pero para nada reaccionan.