La actuación de artistas en conflictos bélicos no es nada nuevo. Tan solo hay que recordar en la II Guerra Mundial a Marlene Dietrich y años más tarde también artistas actuaron ante tropas de EEUU, y en nuestra patria lo fue en Ifni, en diciembre de 1957, cuando actuaron no solo en el cine Avenida, de Sidi Ifni, lo hicieron en los acuartelamientos e incluso en las trincheras.
Fueron Carmen Sevilla, Miguel Gila, el trío Las Vegas, Elder Barber, y Eva Frometta, entre otros quienes quizás por unas horas llevaron alegría a los miles de soldados que en aquellas inhóspitas tierras defendían el honor de España.
La mentira tiene piernas cortas
Bastantes años después de esta campaña algunos de aquellos artistas que se hicieron “demócratas de toda la vida”, y con el acompañamiento del corifeo de escritores de libros, revistas o prensa, plasmaron y siguen con lo mismo: que aquella embajada artística fue obligada a actuar, y que fueron trasladados en aviones de carga, como si fuesen animales, en viejos Junkers.
A dios gracias, la verdad desenmascara a toda esa tribu de resentidos y además ignorantes, y como bien expresa el refrán chino “Una imagen vale más que mil palabras”, en el presente artículo puede comprobarse la foto en el aeropuerto de Tablada (Sevilla), a toda esa embajada artística, a pie del avión Douglas DC-3, del Grupo 90 del Estado Mayor del Aire, adaptado en versión VIP (pasajeros), junto con autoridades, periodistas y las tripulaciones de dicho avión. Un avión que en aquellas fechas era lo más moderno. Incluso las compañías aéreas, como Iberia, era el tipo de avión que tenían al servicio para transporte de pasajeros.
El prestigioso periodista Manuel Alcántara, identificó la actitud de esta tribu de resentidos: “Lo curioso no es cómo se escribe la historia, sino cómo se borra…”. Y, por desgracia, lo podemos comprobar tanto en prensa como en libros, también en medios de radio o televisión, así como en tertulias, que sin el menor rubor lanzan toneladas de basura sobre el honor de las instituciones o de personas, aprovechándose de quienes les ceden páginas de prensa, radio o televisión. El académico y un gran maestro Camilo José Cela así expresó ante sus Majestades los Reyes en un acto en la Casa América sobre lo que debe ser un periodista: “El periodista debe decir lo que acontece, no lo que se quisiera o lo que se imagina, callar antes de deformar, ser eco de todo y eje de nada, escribir con corrección y respeto a la ley, sin inclinaciones ante nada y no ser un delator, adulador ni un murmurador”.
Ello demuestra con rotunda claridad la noble profesión del periodista que por desgracia en algunas ocasiones sucede lo contrario, con determinados sujetos que ensucian esta noble profesión.
El promotor de aquella embajada artística para actuar ante los miles de soldados españoles que combatían en Ifni y Sáhara, fue el locutor de radio Juventud de Murcia, el exsenador del Partido Popular por Murcia Adolfo Fernández, el mismo que en fechas anteriores, en octubre del año 1957, promovió la noble y humana campaña desde dicha emisora, de recaudar fondos y ayudas para los damnificados de la riada de Valencia en aquel fatídico mes de octubre de 1957, que asoló la región valenciana con más de un centenar de muertos, casas destruidas y miles de damnificados. Allí participó toda España, hasta incluso el arzobispo de Valencia, que donó en una subasta el anillo episcopal. Carmen Sevilla, que se deshizo de objetos de valor, ello con la participación de toda España y hasta del extranjero se volcasen en ayudar al pueblo valenciano, gracias al locutor, Adolfo Fernández, que desde las ondas de dicha emisora, hizo posible dentro de la desgracia que los valencianos tuviesen cubiertas muchas necesidades.
Sobre uno de estos artistas que actuaron en Sidi Ifni, aquella embajada artística, el diario ABC de 1958, insertaba una pequeña nota, que el ministro del Ejército Antonio Barroso y Sánchez-Guerra, recibió en su despacho a Miguel Gila, a quien le agradeció ese noble gesto de actuar ante los soldados en Ifni, y le entregó un presente.
Nochebuena con los soldados
Esta embajada artística, compuesta de lo más selecto que había en España, como Carmen Sevilla, la cubana Emma Frometta y sus compañeros, realizaron siete actuaciones en los acuartelamientos de la Bandera Paracaidista, Tiradores, en el cine Avenida y hasta en las mismas trincheras ante legionarios, paracaidistas y tiradores, para llevar esta alegría a los soldados en las trincheras hubo que trasladar en un camión del Ejército un grupo electrógeno, micrófonos, altavoces y toda la infraestructura propia para un evento de estas características, con el fin de quienes en plena línea de combate pudiesen recibir el cariño y alegría que estos soldados se merecían.
En dichas actuaciones, el locutor, Adolfo Fernández, les iba cediendo el micrófono a los soldados para que a través de esta emisora trasladaran a sus familias lo que ellos quisieran transmitir. Uno de los legionarios, lleno de emoción y con lágrimas en los ojos, exclamaba a voz en grito: ¡Un beso a mi madre! A jefes y oficiales presentes, curtidos en batallas, se les veía emocionados. El periodista Manuel Calvo Hernando, el 10 de enero de 1958, publicaba lo que él vivió allí: “Un legionario apretando las manos con el micrófono, casi llorando, solo pudo decir ¡Perdón! A su madrastra…”. En otro lugar de las trincheras, Adolfo Fernández le cedió el micrófono a un legionario, cuando este le preguntó “¿Cómo te llamas? ¡Juan Pérez!. Sin poder terminar y entre sollozos, les dice a sus compañeros: ¡Vosotros, que no me llamo así! Y también porque estoy aquí se hizo realidad el Credo legionario. Cada uno será lo que quiera, nada importa su vida anterior…”.
Escenas de emoción
Allí se vivieron escenas llenas de emoción como aquel jovencísimo paracaidista de 18 años, Elías Conde Vázquez, que en aquel grandioso espectáculo subió al improvisado escenario y bailó unas sevillanas con Carmen Sevilla.
Aquellos heroicos soldados quisieron agradecer a estos artistas el cariño que les habían dado, y a Carmen Sevilla le impusieron la boina negra, y madrina de la II Bandera Paracaidista a Elder Barber y Emma Frometta, a una le impusieron el tarbush de Tiradores de Ifni y a la otra el célebre chapiri (gorro legionario).
El diario Juventud, en una entrevista a Carmen Sevilla, ella así se expresaba: Aquello de Ifni no hay palabras para expresarlo, cuando vimos a nuestros soldados dije ¡qué gente tan maravillosa! Y ella con su campechanía dijo: “Si yo fuera hombre ahora mismo estaría allí”. En el citado semanario Juventud, Miguel Gila recordaba de esta manera su actuación en Ifni: “Me metí en una tasca con legionarios y paracaidistas, y allí nos zampamos la Nochebuena. Como no había uvas, lo hicimos con doce pasas, recuerdo. ¡Qué buenos chicos!”
Un diario nacional relataba así esta actuación en Ifni: “Tres mil soldados en Ifni se emocionaron con estos artistas. Solo hay que situarse en una posición del frente durante días y noches, que les presente España identificada con la sonrisa de Carmen Sevilla y el resto de los artistas…” (Amanecer, Zaragoza, 2 de enero de 1958).
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