La triste noticia me llegaba en la mañana de ayer a través de un correo de Juan José San Martín, miembro del Foro de Madrid con el que nuestro Foro Faro está hermanado. Fernando López de Olmedo había fallecido en el Hospital Gómez Ulla de Madrid en el que permanecía ingresado por el covid-19. “No pudo superarlo y falleció a las 02.30 horas sin sufrimiento”.
López de Olmedo, Comandante General de Ceuta entre 1998 y 2002, sucedió a Rodríguez de Austria en el mando de la Plaza, coincidiendo su mandato con uno de los momentos más difíciles que habría de vivir la ciudad a raíz de la ocupación de Perejil por parte de un grupo de doce militares marroquíes al mando de un suboficial de la Marina Real. Coincidía el incidente con el pase a la reserva del general, que debió posponerse hasta la resolución del conflicto.
Fueron días especialmente complicados como decíamos, que López Olmedo plasmó en su libro ‘Ceuta y el conflicto de Perejil’, obra que quiso presentar en Ceuta, dentro de uno de los actos que los dos Foros hermanos llevaron a cabo en nuestra ciudad. “Conté aquello que se podía contar, claro”, me confesó. Recuerdo el entusiasmo de los ceutíes abarrotando materialmente el antiguo salón de plenos del Ayuntamiento para asistir a dicha presentación y conseguir la firma del autor en sus ejemplares.
La historia de los generales que presidieron el palacio castrense de la plaza de África, tendrá siempre un referente obligado en López de Olmedo y Gómez con esas horas de incertidumbre que rodearon la ocupación del islote. No ya por la gravedad de la situación sino por la falta de información de las Fuerzas Armadas ya que el general tuvo conocimiento de la invasión a través del delegado del Gobierno de entonces, Luis Vicente Moro, tras ser detectado el desembarco por la Guardia Civil. Una vez evolucionó la situación, Fernando subió en un helicóptero con su Estado Mayor para apoyar a las tropas que habían acudido en defensa del peñón.
Aparte del impacto que aquel atentado contra nuestra soberanía y para la propia ciudad supuso Perejil, la multitudinaria asistencia al referido acto obedeció también al cariño y a la plena integración de Fernando en el tejido social ceutí, como pocos comandantes generales han conseguido, lo que le valió algunos reconocimientos como el Premio Convivencia en 2002.
Este diario, sin ir más lejos, guardará siempre un imborrable recuerdo suyo por las muestras de afecto y colaboración con el mismo, que convergieron en un hermanamiento entre el prestigioso Foro de Madrid y el Foro Faro Espacio de Opinión, a propuesta, precisamente, de López Olmedo en la época en la que este era presidente de la entidad madrileña. Producto de esa colaboración y fraternal unión, el Foro de Madrid entregó a este diario decano una placa en homenaje al 75º aniversario de su fundación, el 19 de septiembre de 2010.
"Este diario, sin ir más lejos, guardará siempre un imborrable recuerdo suyo por las muestras de afecto y colaboración con el mismo”
La pérdida de su esposa, seguida de una inoportuna enfermedad hicieron difíciles los últimos años de su vida, y cuando comenzaba a remontar dentro de sus posibilidades físicas, le sobrevino el golpe de este maldito virus que ha acabado con su existencia.
Durante todos esos años, Fernando nunca olvidó Ceuta. La seguía muy de cerca de través de las páginas de nuestro periódico cuya lectura “es lo primero que hago cada día”, me decía. Otras veces interesándose por más detalles a través de contactos telefónicos con alguno de los amigos que dejó aquí, entre los que tuve la satisfacción de ser uno de ellos.
Hasta siempre, mi general.
Mi más sentido pésame a toda la familia castrense de Ceuta, y especialmente a Regulares, que con la figura del Cte. Gral. tuvo un estrecho vínculo emocional con los soldados pertenecientes a las Tropas Moras, y en extensión a sus viudas e hijos, al que dedicó su tiempo en honrar la memoria de los soldados olvidados por la patria espaňola, de los pocos que quedaban en la mítica barriada de Regulares.
A pesar de no haber seguido la tradición y honrar la figura de mi padre, debido al trato recibido por Espaňa a todos los soldados Regulares, quiero devolver el afecto, el cariňo y el interés del Sr. Olmedo que tuvo en su figura durante su permanencia en Ceuta como Cte. Gral, en agradecimiento a su lealtad a la familia de las Tropas Índígenas de Regulares.
Descanse en Paz mi General (acompaňa saludo marcial).
Las viudas e hijos de los Regulares nunca le olvidaremos.