Nunca regresar a tu país fue algo tan mediático. La clave está en que sus protagonistas llevan seis meses pidiéndolo. Y medio año da para mucho, sobre todo cuando no estás en tu hogar y tienes que aprender a vivir en un pabellón deportivo o en una nave comercial atestada de hombres y mujeres. Este viernes España y
Marruecos han vuelto a activar la segunda de las repatriaciones, esta vez protagonizada por ciento veinte mujeres que ha seguido el mismo recorrido de las que
partieron el miércoles. La polémica por los cuatro casos de positivo que, según Aduanas de Marruecos, se detectaron en el primer grupo asoma como telón de fondo de este nuevo viaje. Esto y el vídeo viral de las primeras atrapadas que volvieron a su tierra cantando vivas al rey Mohamed VI y proclamas de Ceuta y
Melilla marroquíes, lo que ha generado mucho malestar en la ciudad.
La Policía Nacional ha vuelto a poner en marcha otro operativo para llevar a cabo esta segunda repatriación, movilizando a todos sus efectivos de Extranjería y contando con el respaldo de Seguridad Ciudadana. De nuevo el listado está marcado por la nula transparencia a la hora de aclarar su origen: se acatan órdenes y se configura otro grupo para abrir fronteras. ¿Qué criterios han prevalecido para la elección? Nadie responde. En Ceuta quedaron bloqueados unos mil marroquíes, con la operación de hoy han salido 200 y quedan en espera cientos que ansían ser llamados para cumplir el mismo recorrido: cruzar el paso para volver a su país. Marruecos ha permitido el regreso de sus nacionales en el tiempo que ha querido, tras meses de vídeos implorando al rey ayuda y de intentos de escapada bordeando el espigón que han podido terminar en tragedia.
Durante todo este tiempo el Gobierno de España ha mantenido a los marroquíes atrapados, lo ha hecho con cargo a la Ciudad Autónoma que tuvo que buscar instalaciones para darles acogida ante la falta de soluciones de la administración central. Hay quienes han perdido a sus familias, quienes han tenido hijos, quienes han encontrado trabajo o lo han perdido. En medio año de cierre de fronteras ha pasado demasiado. Se confía en que haya más salidas, pero Delegación las va confirmando a cuentagotas porque teme los fiascos del pasado mayo y la reacción de un vecino país variable. Tanto que es capaz de exigir las PCR para aceptar a sus nacionales y luego rechazarlas.
A pie de Tarajal este viernes han vuelto a producirse las escenas de emoción más o menos contenida entre quienes han dejado atrás una ciudad que les ha servido de hogar obligado durante todo este tiempo. Muchas familias de Ceuta han ofrecido sus casas para atenderlas y la solidaridad caballa ha llevado a iniciativas que no han trascendido a los medios de entregas de ropa, comida y presentes nacidas de la propia capacidad altruista de ciudadanos anónimos. La salida hacia Marruecos se ha llevado a cabo de manera mucho más fluida que el pasado miércoles. Los agentes de la Policía Nacional ayudaban a las mujeres a empujar las maletas en dirección a la Puerta Norte para cruzar a su país. Lo han hecho en grupos más reducidos, de cinco en cinco, por expresa petición de las autoridades marroquíes para evitar que hubiera acumulación de personas en el acceso.