“Además de entendernos, los religiosos tenemos que colaborar ”

Dieciocho años después, la Diócesis de Cádiz y Ceuta presenta obispo, don Rafael Zornoza, oriundo de Madrid y pastoral en Getafe, donde se labró un buen nombre y donde deja una huella imborrable.

Pero ahora inicia, “ilusionado”, una nueva etapa en su vida que comienza hoy, sábado, día en que toma posesión de su cargo. Mañana, al amanecer, pisará Ceuta por vez primera para presentarse, en la Catedral, ante la sociedad ceutí.
–El próximo día veintidós toma posesión del nuevo cargo y encabezará por tanto la Diócesis de Cádiz y Ceuta, ¿qué sensaciones a nivel personal experimenta ante esta nueva etapa que se abre en su vida?
–Estoy muy ilusionado con la nueva misión que me ha encomendado el Santo Padre. Entro a formar parte de la historia de una iglesia muy rica en vida cristiana pero que tiene en este momento los desafíos de la nueva cultura. Por otra parte me llena de alegría ver la buena acogida de la gente y siento muy cerca la mano de Dios.
–Desde el punto de vista meramente espiritual, ¿qué supone cambiar Getafe por Cádiz y Ceuta?
–Supone un cierto desarraigo después de estar tanto tiempo en la diócesis más joven de España y haber contribuido muy directamente a su creación y desarrollo. Dejo allí gente muy querida, amigos espléndidos y una realidad eclesial muy rica en sus parroquias, movimientos, etc. Pero también es ilusionante para mi descubrir la iglesia de Cádiz y Ceuta que por otra parte participa, como toda la Iglesia, de parecidas preocupaciones y problemas, y donde haré lo posible por aportar todo lo que esté en mi mano.
–Desde que se hiciera oficial el relevo en la Diócesis ha tenido tiempo de bajar desde Getafe hasta Cádiz para visitar sus calles, las iglesias y demás encantos de la ciudad de la Tacita de Plata pero no ha bajado hasta Ceuta. ¿La causa es una agenda ajetreada?
–El obispo nuevo no debe intervenir en nada hasta después de su toma de posesión, sobre todo cuando hay un administrador apostólico que se ocupa. Mi visita a Cádiz ha sido puramente práctica para ubicarme en mi nuevo domicilio, saber dónde colocar mis libros etc. Una vez aquí, sorprendido además por los medios de comunicación, solamente he saludado a la Patrona, la Virgen del Rosario, a la que le he encomendado mi ministerio. Estoy deseando conocer Ceuta y tenga por seguro que la visitaré con mucha frecuencia.
–Don Rafael Zornoza, obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, ¿por qué compartir dos ciudades cuando tal vez fuera más lógico que hubiera un obispo por cada ciudad?
–La Iglesia ha seguido el mismo criterio que en los pontificados anteriores.
–¿Le dará usted preferencia a Cádiz respecto a Ceuta?
–Como usted comprenderá para un padre todos los hijos son iguales en importancia. Ahora bien todos saben que la diócesis tiene trece arciprestazgos que atender y centros de población muy grandes. Espero poder estar presente en todos sin que nadie me eche de menos.
–¿Ha estado alguna vez en Ceuta? En caso afirmativo, cuándo y con qué motivo; en el supuesto contrario, ¿qué sabe de Ceuta desde la lejanía?
–Tengo algunos conocidos a los que espero ver pronto y visitar más tarde. Me llegan referencias de su ambiente plural, la variedad de sus gentes y culturas como una nota de la riqueza de la ciudad. Espero poder participar de todo ello y entrar en relación cordial con todos.  
–Entrando en materia, ¿qué será lo primero que hará al pisar tierra ceutí?
–Celebrar en la catedral la Santa Misa, que es donde los cristianos expresamos nuestra fuerte comunión, y conversar, a continuación, con una nutrida representación de fieles, así como también con las distintas autoridades civiles y militares.
–¿Ha pedido referencias, consejos o ha requerido algún tipo de ayuda al obispo emérito Antonio Ceballos?
–Por supuesto que sí. El que ha regido todos estos años la diócesis es quien mejor puede orientarme e informarme de los trabajos realizados y de la situación actual. He de decir que he tenido siempre una gran estima y admiración por D.Antonio Ceballos que ha dado un gran testimonio de pastor entregado y solicito, lo cual supone un reto para mi. Le pido a Dios poder ser un pastor como la Iglesia quiere.
–Después de dieciocho años comandando la Diócesis de Cádiz y Ceuta, los ceutíes ya se habían acostumbrado a la manera de obrar del obispo Ceballos, hombre muy querido por estos lares, ¿Cómo va ser su gestión? ¿Seguirá una línea continuadora o revolucionará el panorama con ideas nuevas y frescas?
–No me siento un revolucionario ni he querido serlo nunca. Sé que las circunstancias de cada momento nos orientan cada día por caminos inesperados. Estoy convencido además, de que la vida de la Iglesia se vive en profunda comunión. Yo espero contar con la colaboración generosa y responsable de todos los sacerdotes, de los laicos y los movimientos. De eso se sirve el Espíritu Santo para hacer verdaderas transformaciones.
–Además de su llegada, ¿se producirán más cambios en la Diócesis de Ceuta? ¿Vendrán personas nuevas? ¿Se tendrán que ir algunos clérigos que actualmente desempeñan su labor en Ceuta?
–El gobierno de la Iglesia, como en cualquier estamento, exige cambios constantes, renovación, etc. Estoy seguro de que en la diócesis hay cada año decenas de nuevos nombramientos. Seguramente ahora seguirá sucediendo así. Pero esto no es una causa de preocupación sino el desarrollo normal de la actividad pastoral.
–¿Ha mantenido contacto con el vicario de la ciudad o con algún otro clérigo en los últimos días?
–Poco después de mi nombramiento me visitó el colegio de consultores de la diócesis de Cadiz y Ceuta y tuvimos una grata conversación. Posteriormente a mi toma de posesión conversaremos con más tranquilidad.
–¿Su sede habitual será Cádiz? ¿Cuánto tiempo pasará al mes o al año en Ceuta? ¿Le marean los barcos?
–Todavía no lo sé. Los barcos me encantan.
–El hecho de que Ceuta sea una ciudad en la que conviven un buen número de razas y de creencias religiosas, ¿es motivo de preocupación o por el contrario supone una ocasión única para mostrar al mundo que los pueblos unidos son posibles en paz?
–Efectivamente, Ceuta es un ejemplo de convivencia. Por otra parte las personas religiosas no sólo pueden entenderse muy bien sino que además pueden colaborar unidos en la valoración social de la religión, en la defensa de la vida, en la búsqueda de la paz, etc. El Santo Padre es un ejemplo de esfuerzo continúo de colaboración.
–¿Visitaría usted una de las muchas mezquitas existentes en nuestra ciudad?
–No tengo inconveniente si me invitan.
–Ceuta es frontera de Europa y África y bien hasta nuestros montes o sobre todo hasta nuestras costas vienen cada poco muchos inmigrantes africanos, algunos de los cuales son llevados al Centro de EstanciaTemporal de Inmigrantes, CETI, para ser atendidos a la espera de que se regularice la situación. ¿Qué papel debe jugar la Iglesia Católica en general y usted en particular ante el inmigrante?
–La emigración es una de las grande preocupaciones que tiene actualmente la Iglesia Universal. Lo que se ha llamado ‘fenómeno migratorio’ está configurando las relaciones entre los pueblos y nuevas sociedades. Pero es necesario mirar sobre todo la dignidad de la persona y sus derechos. En el caso del Estrecho se da un fenómeno de verdadera necesidad humanitaria y de atención primaria a personas sufrientes. Ya sé que se está haciendo mucho en la diócesis y que la gente es muy consciente de la ayuda que hay que prestar. He trabajado en este campo intensamente y espero poder apoyar en todo esta pastoral.
–¿Fomentará la fe cristina entre los jóvenes? ¿Qué suponen las nuevas generaciones para el nuevo obispo?
–He trabajado siempre con los jóvenes como cura y como obispo, espero estar muy cerca de ellos y alentar su fe. La Jornada Mundial de la Juventud del pasado verano en Madrid ha sido una buena manifestación de fe convencida y apostólica. Es muy importante mantener viva esa llama de caridad y esa capacidad de interiorizar la verdad y hacerla vida para poder ser auténticos protagonistas de esta sociedad y orientar a muchos que están en situación de búsqueda.
–¿Conoce las fiestas patronales de la Ciudad y el fervor religioso que exhibe esta ciudad por Semana Santa o cada cinco de agosto, día de la Virgen de África? ¿Le gusta la Virgen de África? ¿Qué le inspira esa Santa talla?
–Hasta ahora sólo lo conozco por referencia. A partir de ahora podremos compartirlo, especialmente la devoción a la Virgen, a la que continuamente invoco. Si me permite, quisiera pedir a los ceutíes que tanto quieren a Nuestra Madre que le pidan por mi y mi ministerio.
–Bienvenido, Obispo.
–Muchas gracias.

Mañana el nuevo obispo pisará por vez primera Ceuta

Después de permanecer durante todo el día de hoy en Cádiz, ciudad con la que nuestra ciudad comparte Diócesis, el nuevo obispo llegará mañana a Ceuta a primera hora de la mañana, en concreto a las nueve, pisando minutos después tierra ceutí por vez primera en sus sesenta y dos años de edad.
Desde las instalaciones del Puerto de Ceuta, Rafael Zornoza, que ha sustituido en el cargo a Antonio Ceballos, ahora obispo emérito y que además desempeñará labores en su Jaén natal con los Hermanos pobres, se dirigirá hasta el centro de la ciudad para admirar la Catedral de Ceuta y conocer las dependencias en las que desarrrollará su cometido. Posteriormente, y ya cuando el reloj marque las once, se producirá la presentación a la Virgen de África que durará hasta las doce, momento en el que el nuevo responsable del obispado gaditano, al que está adscrito la diócesis ceutí, escuche misa en la Catedral de Ceuta. Asimismo, la agenda del primero día del obispo en nuestra tierra contempla encuentros con las máximas autoridades ceutíes.

Perfil del nuevo obispo de la Diócesis de Ceuta

El hasta ahora obispo auxiliar de Getafe sucede al frente de la diócesis de Cádiz y Ceuta a monseñor Antonio Ceballos Atienza, de 76 años, que aún así seguirá siendo obispo de ambas ciudades pero ahora en calidad de obispo emérito.
De este modo, y con fecha treinta de agosto de 2011, la Santa Sede hizo público el nombramiento de un nuevo obispo diocesano para Cádiz y Ceuta, después de dieciocho años. El Papa Benedicto XVI nombra para este servicio a monseñor Rafael Zornoza Boy,  que cuenta con sesenta y dos años, y hasta ahora y desde hace cinco años y medio obispo auxiliar de Getafe, cerca de su Madrid natal. Zornoza fue ordenado sacerdote en 1973. Es  madrileño y ha sido rector del seminario de Getafe desde 1994 a 2010. En la CEE es miembro de la Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades. Asimismo, tal y como informan fuente episcopales de Zornoza destaca su carácter afable, su profunda preparación teológica y el esfuerzo por unir culturas y trabajar con las nuevas generaciones de católicos.