Gracias a la música, existen canciones inolvidables que nos ayuda tanto a potenciar nuestras emociones -positivas/negativas- como adornar cualquier episodio especial de nuestros instantes vinculados con el amor y la amistad. En esos temas musicales en el que acudimos cuando lo necesitamos, inventando tangentes en nuestros sentimientos, suelen ir acompañado de una base que suelen ser la batería -percusión- y el bajo unido a los demás complementos instrumentales, a saber: guitarra eléctrica, trompeta, xilófono, flauta y maracas, entre otros..
Pues bien, la música que suena en nuestro panorama socioeconómico actual español viene entonada, por un lado, con un ritmo de desigualdad atroz que viene avisando ya desde los tiempos de la última gran recesión; y, por otro lado, por unos medios de comunicación, designados por muchos como cuarto poder, que a veces resultan pocos responsables ya que, en ocasiones, existen evidencias de no contrastar la información y, lo que es peor aún, de manipularla con fines ajenos al del ser humano y más propio, si cabe, de perseguir intereses empresariales.
En el tema de desigualad, los datos hablan por sí solos. En el último informe sobre la economía española, la Comisión Europea dedica un apartado a la desigualdad en el que subraya que el 20% de la población con más renta gana 6,6 veces más que el 20% con menos ingresos, lo que sitúa a España entre los países con más desigualdad por renta de la UE.
Esto muestra que los datos positivos de recuperación económica y empleo español que se han logrado últimamente, no han sido redistribuidos de manera uniforme entre los distintos colectivos de población. De esta manera, la persistencia de preocupantes datos sobre las desigualdades de ingresos -se anexan a la desigualdad de oportunidades en el acceso a la educación, la formación, la protección social y las inadecuadas condiciones del mercado laboral- genera alarma en términos de equidad, inclusión social y crecimiento sostenible.
Unido a lo anterior, el cante de la desigualdad puede ser tan grande que, incluso, se origina tonos graves de pobreza. Según la organización «European Anti Poverty Network (EAPN)», que se dedica al estudio exhaustivo de la pobreza en los distintos territorios, en España 12,3 millones de personas (26,6% de la población) se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social, de los cuales 3,2 millones de personas viven en la pobreza extrema en nuestro país. También, podríamos incluir a los jóvenes menores de 18 años (1 de cada 4 personas se enfrenta al riesgo de pobreza); y mayores, puesto que cerca de 1,3 millones de personas de 65 años o más están también en riesgo de pobreza; y, mujeres, debido a que 3,1 millones viven en hogares con baja intensidad de empleo. En este sentido, podemos decir que la pobreza tiene múltiples rostros mediante el cual España no sólo no consigue ponerle freno; sino que a pesar de encontrarnos con datos más positivos en la tasa general, todavía hay colectivos que no perciben ésta mejoría tal como indica EAPN.
Sin perder el hilo de la música que suena hoy en nuestra realidad, que en su base primigenia manifiesta desigualdad y fuerza de los medios de comunicación, de igual modo, se perciben otros artefactos musicales en el ambiente que hacen que la situación socioeconómica de hoy sea límite. Entre los instrumentos musicales complementarios se destacan los siguientes:
Catalunya: Existe una gran división de opinión, que crean beligerancia entre la población, en el que se discute entre consulta, independencia y la aplicación del artículo 155.
Corrupción: Afecta sobre todo a los partidos políticos tradicionales y los casos aparecidos son fragantes cuantitativamente tanto en millones de euros (según un informe del Grupo de Los Verdes / Alianza Libre, la corrupción le cuesta a los españoles 90.000 millones de euros cada año) como en número de imputaciones (directamente la Audiencia Nacional condena a un partido político por corrupción). En este caso, la corrupción deja sin fondo los servicios públicos de todos los ciudadanos. Además, ésta nota musical afecta, también, a las Comunidades Autónomas (Estados, Naciones, Regiones) y sus instituciones donde ya aparecen grupos nuevos que avisan de lo superfluo de su presencia debido a sus gastos innecesarios, suntuarios y desproporcionados, en determinados sectores (banca, infraestructuras, personal) justificando así la centralidad estatal.
Migración: Aunque es cierto que en el último año existe un pico con respecto a la emigración, en esta última década no es mayor que en el año 2006 (según fuentes del Ministerio del Interior en el año 2006 hubo 39.180 de inmigrantes llegados a las cotas mediterráneas españolas mientras que en el 2017 el número fue de 22.103). Por tanto, hablar de «avalancha» por parte de determinados medios no parece lo más adecuado; y poner alambradas y muros, tampoco, ya que como se aprecia es absurdo. Empecemos por ayudar a sus países de origen a desarrollar sus economías según su idiosincrasia y dejemos de sustraer sus recursos naturales.
Feminismo: Se quiere hacer ver que la mujer pelea para ser superior al hombre y no es así, ellas luchan por la igualdad real de género que a día de hoy no se refleja debido a un sistema patriarcal que nos gobierna a tod@s y sin la ayuda de tod@s es imposible ganar a tal sistema (véase casos de violencia de género y/o brecha salarial de género, entre otros).
Monarquía: Habita un segmento importante de los habitantes que se cuestiona el porqué de reyes y reinas en pleno siglo XXI, que crea división en el pueblo y que a la vista de sus elevados salarios, privilegios infinitos y casos de corrupción en la propia familia real, precisamente no anima en querer mantener tal institución.
Nuevos partidos: Que desde el lado de la izquierda, parece estar más centrados en peleas internas y adquisiciones de inmuebles presuntuosos -con una incoherencia ideológica irresponsable-; y por la derecha, sus pactos suelen ser con partidos tradicionales y sus políticas no motivan al cambio necesario. Ambos realizan un diagnóstico certero pero en ideas brillan por su ausencia; sin embargo, parece que la nueva izquierda ofrece mejores alternativas.
Recortes presupuestarios: Llevamos una década de recortes y políticas de austeridad (austericidio) que merma la calidad en el sector público, afectando así a la población más vulnerable. Con ello quedan insatisfechas muchas de sus necesidades básicas.
Pensionistas: Mayormente personas de tercera edad, ni reciben unas pensiones que garantizan la suficiencia económica, en un número importante de los casos, ni obtienen una actualización de su prestación acorde a los tiempos de hoy.
Jóvenes: Según el informe Panorama de la Educación 2017 el 25% de los jóvenes españoles ni estudia ni trabaja (generación NI-NI), siendo el país europeo (la media europea reside en el 15%) con peores cifras, poco más que añadir.
Reforma laboral: Su legislación ha contribuido a precarizar el empleo de manera notoria (salarios, contrato laboral, pago de indemnizaciones).
Rescate bancario SI, y rescate persona NO: Aquí un ejemplo claro se mimetiza con los desahucios: según el Consejo General del Poder Judicial -CGPJ- e Instituto Nacional de Estadísticas –INE- se han producido en España desde 2008 casi 700.000 desahucios, es decir, familias enteras desalojadas de su casa por impago, eso sí las entidades bancarias han recibido ayuda pública por valor de 77.000 millones de euros (según Banco de España 2008-2014) y lo más irrisorio es que en su gran mayoría tal montante no ha sido devuelto, es decir, el Estado pierde alrededor de entre 5 y 8 de cada 10 euros del rescate ya que se estima que se han recuperado en torno a 16.300 millones de euros.
Y así podríamos estar añadiendo instrumentos musicales (bajo salarios mínimo interprofesional, amnistía fiscal, desempleo, dependencia, contaminación, pobreza energética, entre otros) a esta canción caracterizada por un pentagrama de hartazgo social en todo el territorio nacional.
Estos elementos que configuran una presente partitura socioeconómica de desigualdad han colaborado al florecimiento de una ultraderecha, acompasado de una corriente global de ideologías afines (Marie Le Pen –Francia-, Partido Liberal Social –Brasil-, Movimiento 5 Estrellas –Italia-, Trump –EEUU-, entre otros), que ha venido para quedarse y asaltar así los organismos democráticos . Este movimiento no presenta una amenaza en término de mayoría absoluta en cualquier Parlamento territorial español, de momento claro; pero sus discursos sí que exponen mensajes peligrosos que de calar en el pueblo, pueden ocasionar pensamientos homofóbicos, aporofóbicos, machistas, xenófobos y racistas pudiendo marchar hacia graves conflictos sociales en un tiempo no tan lejano.
En el caso particular andaluz, una vez transcurridos los sorprendentes resultados electorales, que quizás no hayan sido de tanto asombro, la conclusión es clara: el pueblo andaluz opta por un gobierno escorado muy a la derecha en las instituciones. Las razones específicas de Andalucía puede ser debido a un PSOE que cae por corrupción y desgaste (36 años en el poder); andaluces que se sienten amenazados por emigrantes, podemitas, feministas, ecologistas, independentistas y animalistas; y unos nuevos partidos que no proponen alternativas reales. Asimismo, desafinamos si ridiculizamos a los votantes de la derecha, puesto que si los descalificamos pongamos, llamándoles fachas, caeremos en un error, ya que sólo son ciudadanos que ven peligrar la cuota y el bienestar alcanzado en la sociedad actual; y, sencillamente, se refugian en partidos de connotaciones derechistas frente a la crisis socioeconómica actual. Así que más que insultarle hay que ofrecer propuestas verdaderas a sus problemas y no dedicarnos más a destruirnos.
Gramsci, señaló una vez que el viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los ogros. Pues parece que estamos en una situación parecida donde mientras no encontramos soluciones ante la desigualdad imperante, declaraciones con connotaciones fascistas vuelven a asomar en nuestro entorno. Por tanto, a tu lado mi música, la de la desigualdad, es tu VOX, debido a la desesperación de un pueblo en confiar su voto a grupos políticos que lanzan frases no acordes con la evolución positiva de la sociedad en pleno siglo XXI. Sin embargo, que resurjan estos movimientos, que parecían ser residuales o estar enterrados, es responsabilidad de aquellas instituciones que han permitido esta música de inequidad fragante, de lo contrario no cabrían en ningún espacio.
Por último, toda canción tiene un/a cantante. En este caso, el/la vocalista es la sociedad. No echemos la culpa, únicamente a los partidos políticos y preguntémonos a nosotros mismos hacia dónde queremos ir. Es imprescindible una trasformación socioeconómica para transitar en la generación de oportunidades para tod@s y del cumplimiento, de una vez, del Título Primero de la Constitución Española, desde el ámbito de los derechos fundamentales orientados con la vivienda, salud, educación y empleo, entre otros. Asimismo, para la edificación de tal partitura de metamorfosis es necesaria, como señala José Saramago, la «conciencia» y la «acción colectiva».
La desigualdad es un monstruo con guadaña que ataca lo más frágil e íntimo del ser humano: la dignidad; puesto que al no poseer trabajo, tiene como consecuencia: el desahucio del hogar por imposibilidad del pago de la hipoteca o pago del alquiler; vivir -en ocasiones- bajo condiciones laborales inhumanas (autores hablan de la esclavitud del siglo XXI); así también, ser beneficiarios de pagas (dependencia, viudedad, sin recursos, entre otros) deprimentes, les obligan, necesariamente, a ser subyugados de la limosna; y, a partir de aquí, la humillación penetra en el orgullo personal, que puede contribuir ante la manifiesta desesperación, a votar a cualquier grupo político que te prometan la tierra prometida, sea cual sea su ideología... Aunque, bien es verdad, que los partidos que aprovechan la desesperación de los ciudadanos para trepar en los escaños de cualquier parlamento, tienen poco recorrido, porque la mentira y el engaño no pueden perdurar ante la ignominia de sus discursos fascistas y xenófobos.
Definitivamente, por lo anteriormente expuesto, concluimos la reflexión en la esperanza que la vida es una canción donde la sociedad, un día, volverá a componer letra y música... Y será, sin temor a equivocarnos, la más hermosa del mundo y se titulará: IGUALDAD.