Los puñales se guardan en las alforjas y los bandidos de antaño reconvertidos en modernos políticos se frotan las manos por ver la cuota de poder que les toca y que, por supuesto, no quieren perder.
Es todo tan inmoral y tan rastrero que parece que estuviéramos ante una política transformada en aquel mítico zoco de Castillejos en donde se pegaban tortas por llevarse el bolso falso de temporada para luego fardar por las calles de Ceuta buscando dar el pego.
El PSOE ha sacado la zambomba, la pandereta y el matasuegras antes de tiempo reabriendo el tema de la gobernabilidad. Curioso que lo haga en pleno debate sobre la municipalización de ese servicio de limpieza que tan buenas nóminas deja.
No nos habíamos enterado que volvíamos a ser inestables hasta que el PSOE nos lo ha recordado con un comunicado porque su líder Juan Gutiérrez sigue teniendo miedo a dar una rueda de prensa para contestar abiertamente a las preguntas que le hagan todos los medios y no aquellas que acuerda con algunos.
El 22 de noviembre el propio Gutiérrez decía que su partido “daba la cara” para no bloquear los Presupuestos, ofreciendo así su apoyo al documento como postura “responsable” y “comprometida” con Ceuta. Tras este revés no sabemos si dicho respaldo continuará por garantizar el interés de todos los ceutíes o solo de algunos de ellos.
Tampoco sabemos si en el PSOE todos opinan igual y ese partido se ha convertido en un club de amigos con complejo de veleta que hoy mira al norte y mañana al sur dependiendo de la subida o bajada de precios en el mercadillo de Castillejos.
Aquí es que se cambian los cromos como los niños chicos pero a sabiendas de que en esta partida nadie puede perder, para esto están las buenas familias, que no se diga.
Carmen el pastel está para repartirse y aquí van a ver algunos que se van a empachar.
La política ya está tan viciada y deteriorada que no se comprende que haya asistencia a las urnas.
Han llegado muchos zapadores a los partidos.