La presentación a finales de octubre del Plan Integral de Desarrollo Socioeconómico de Ceuta por parte del Gobierno central generó unas grandes expectativas que se han visto parcialmente frustradas en su primer año de desarrollo, durante el que apenas se han alcanzado ni encauzado de forma visible ninguna de sus medidas con mayor “capacidad transformadora”.
El presidente de la Ciudad, Juan Vivas, considera que el balance de estos doce meses “no es positivo” porque apenas con el proyecto de enlace eléctrico submarino (que no estaba en el documento) y con la cesión de terrenos militares (calendarizada, pero todavía no ejecutada ni de lejos) se han visto pasos reales verificables.
La inversión más grande de todas las concretadas, la de la ‘Ciudad de la FP’, ha entrado en un letargo del que nada se sabe, parecido al del proyecto del Centro Integrado del Brull. El MEFP ha vuelto a elevar este año el cupo docente local, que ya está por encima de los 1.600 efectivos, pero en el ámbito sanitario las deficiencias son tantas o más que hace un año y no ha habido actuaciones apreciables en el anunciado refuerzo del papel del Estado en ámbitos sensibles como Servicios Sociales, Defensa o Interior, ministerio este último que ha reprogramado para más adelante las obras de construcción de la Comandancia de la Guardia Civil y la Jefatura Superior de la Policía Nacional. La apertura de la aduana comercial parece una quimera y la aplicación de un régimen de viajeros ordinario en el Tarajal tampoco se ve cercana.
La Ciudad debe ser exigente con el Estado desde la lealtad institucional y mantener la mano tendida para colaborar en todo lo posible, pero todo el arco parlamentario debe adoptar esa misma actitud sin someterse a partidismos.