El preso saharaui Mohamed Lamine Haddi, condenado a 25 años de prisión en el macrojuicio de Gdaim Izik, puso fin este jueves a su huelga de hambre después de que las autoridades marroquíes se comprometieran a atender sus demandas.
Tal y como informó este viernes a EFE su hermano Mohamed Ali Haddi, el reo llevaba ya nueve días sin ingerir alimentos.
Haddi, que se encuentra en la prisión local de Tiflet 2, al este de la localidad de Rabat, había iniciado su protesta el pasado 9 de agosto con el fin de reclamar atención médica urgente, así como denunciar el acoso y la discriminación que asegura sufre por parte del personal penitenciario, indicó el familiar.
"Las autoridades se comprometieron a responder a todas sus demandas, por lo que ha decidido suspender su huelga", subrayó sobre la actual situación del saharaui.
Según su hermano, el preso, que en el pasado ya había llevado a cabo varias huelgas de hambre, exigió exámenes médicos del oído izquierdo y de sus riñones, así como la mejora de sus condiciones carcelarias y el cese de toda forma de "trato cruel" que sufre en la prisión, además de su traslado al hospital lo antes posible.
Haddi, de 43 años, forma parte del grupo de diecinueve presos saharauis condenados a penas de entre veinte años y cadena perpetua por su participación en el campamento de protesta pacífica de Gdaim Izik, desmantelado por las fuerzas marroquíes en noviembre de 2010.
Los sucesos de Gdaim Izik supusieron uno de los momentos más críticos vividos en los últimos años en los territorios saharauis. En 2010, el levantamiento de un campamento a las afueras de El Aaiún para reclamar mejoras sociales derivó en actos violentos tras la intervención de las autoridades marroquíes para desmantelarlo.
Durante el desalojo del campamento, murieron once agentes marroquíes y dos civiles saharauis.
Protesta pacífica no era, las imágenes están todavía, era una masacre por parte de los milicianos armados del polisario.