Muchas veces la casualidad es un factor a tener en cuenta. ¿Y cuándo ha aparecido tantas veces? ¿será por algo?
Ayer estuve en un lugar. Eran momentos donde sólo se pensaba en una cosa. En las sesenta y cuatro casillas y las piezas de ajedrez. Que si debería de haber hecho esta jugada, mi plan debería de haber sido otro y sólo pienso en ajedrez.
El lugar la verdad era bastante acogedor. Un pueblecito turístico de la costa gaditana, Conil.
Allí rodeado de grandes personas, entre otras a otro hombre que está actualmente en Ceuta, Rubén Valhondo, como árbitro principal de este evento.
Pero hubo un acontecimiento que me reactivo mi "ego", ese que cuando sale por ahí, sólo piensa en que la Ciudad Autónoma de Ceuta pueda ser publicitada lo máximo posible, encontrándome a un jugador, de esos jóvenes de 77 años, retirado, como es normal, pero que su vida laboral la llevo a cabo en nuestra querida Perla del Mediterráneo.
Y vinieron esos clásicos añitos por su ciudad adoptiva, por haber estado tantos años desempeñando sus prestaciones docentes.
"De estos momentos vividos entre los caballas, solo tengo elogios, ya que se portaron bien conmigo, tuve muchos amigos, conocí un montón de cosas nuevas que nunca pude imaginar. También pude ir al otro lado de la frontera, donde al cabo de poco tiempo era considerado un amigo de todos los policías marroquíes y de muchos hombres y mujeres, que se buscaban la vida”.
“Recuerdo que cuando iba a Castillejos al "zoco", todo el mundo regateaba el precio de los artículos y yo hacía lo contrario, les daba más, y se descuadraban al principio, y luego la sonrisa picara hacia que comprendieran que era generoso o tonto, no se qué pensar”.
“Tenía a muchos ceutíes como amigos, entre ellos a los difuntos: Manolo Fernández, Pacorro, José Baena y algunos vivitos y coleando como Justo y por cierto me encargó que te dijera "paff", y el me aseguró que sabrías quién era”.
Entre una cerveza que parecía interminable, se fue el tiempo de descanso y luego vino la comida, donde sus añoranzas con el pescado fresco le vino a la mesa unos filetes de atún a la plancha y unas lágrimas del tiempo vivido y muy añorado, en su paso por nuestra querida ciudad autónoma de Ceuta.