Era un día esperado por mí. Después de tanto tiempo sin poder estar presente en un partido de nuestro equipo, la Agrupación Deportiva Ceuta, todo se alineó para poder visitar nuevamente el Alfonso Murube y gozar de unos momentos únicos.
La previa al partido estuvo, con unos instantes de recuerdo, ante un pobre chaval que perdió la vida hace tan solo unos días. La familia fue ampliamente aplaudida por todos los aficionados que daban así su sentimiento a esos pobres descontados, ante la falta de ese miembro.
Una vez que comenzó el partido, los primeros vítores fueron el clásico: “Sí se puede”.
Pero el encuentro empezó muy mal para nuestra escuadra, ya que nos metieron dos goles y no éramos capaces de dar dos pases, encima todos los rebotes los cazaba el equipo visitante.
Estábamos contra las cuerdas, cuando nuestro entrenador hizo dos cambios, para dar más oxígeno a nuestro centro del campo y cambiar de sistema, al añadir un nuevo delantero centro.
La apuesta empezó a funcionar en la segunda parte, donde los aficionados cantaban: “Ceuta..”, una y otra vez, más el añadido: “Sí se puede”.
Y gracias a ello apareció de la nada un penalti y una jugada aislada, que fue el empate.
No pudimos gozar más del fútbol de nuestra Agrupación que estaba muy espesa, pero que gracias a la fe de sus aficionados los llevaron en volandas e hicieron: “un suma y sigue”, que es lo primordial.
Salimos todos con una cara de felicidad, a pesar de los grandes disgustos que nos dieron en el campo.
“La Agrupación tiene afición “.
Y ahí estaremos cuando podamos.