La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) ha presentado, con motivo del Día Internacional de la Erradicación de la Discriminación Racial que se conmemora este martes, su informe sobre muertes en la frontera sur que incluye datos de Ceuta.
Este año hay un monográfico dedicado a las personas muertas y desaparecidas en el intento por alcanzar España. Más del 40% de las personas que perdieron la vida en su trayecto migratorio lo hicieron en los tres últimos años, según los registros anuales que lleva a cabo la organización.
Desde que el 1 de noviembre de 1988 se documentara la considerada primera víctima de la inmigración, tras hallarse el cadáver de un marroquí en la playa de los Lances en Tarifa, ha seguido una senda mortuoria. En el caso de Ceuta, el cierre de la frontera y las restricciones del visado también han derivado en un aumento de entradas por los espigones y por tanto de muertes.
35 años después de aquella primera muerte documentada “la situación en las fronteras no ha mejorado” sino que, según APDH, va a peor. “Los tres últimos años concentran más del 40% de las muertes y desapariciones de toda una serie histórica. En el año 2022, cada día cinco personas perdieron la vida en la frontera sur”.
La asociación pone el foco en la “despersonalización” de las víctimas, al negarse los mecanismos para conocer el destino final de su familiar. “En estos años son muchas las madres, hermanos o amigos que nos han escrito para saber cómo podían repatriar un cadáver o dónde podían llamar para confirmar el destino de un familiar que ya no devolvía las llamadas y mensajes”.
La asociación pone además el foco en ese no confirmar la identidad de las personas por las consecuencias jurídicas, administrativas y económicas que crean un limbo legal. “La falta de adaptación a las necesidades específicas de las personas desaparecidas y fallecidas sin identificar en las fronteras o en cualquier etapa de su periplo migratorio tiene un gran impacto en sus familias. Los procedimientos de búsqueda e identificación dependen en la mayoría de los supuestos del impulso privado (salvo los vinculados a hechos delictivos), se exigen medios de prueba inalcanzables, existen barreras idiomáticas, desconocimiento de los procedimientos, falta de recursos económicos... localizar a las personas desaparecidas e identificar los cuerpos supone una quimera”, se expone.
El año 2021 fue el de mayor número de víctimas (al menos 2.126) y este 2022 ha sido el segundo año
Al menos 5.744 personas murieron o desaparecieron en ese periodo elevando la serie histórica a 14.109 personas, “con nombre y apellidos, con una vida, con una familia y unos sueños ahora rotos”. Desde la APDHA recuerdan que el año 2021 fue el de mayor número de víctimas (al menos 2.126) y que este 2022 ha sido el segundo año.
"De acuerdo a nuestra monitorización, han sido 1.901 personas las fallecidas o desaparecidas durante el año pasado. Eso supone que cada día han perdido la vida más de cinco personas tratando de entrar en territorio español desde África. Es decir, aproximadamente, cada cuatro horas y media una persona muere o desaparece en el trayecto migratorio hacia España".
La inanición por falta de alimento o agua potable, la hipotermia, la aspiración tóxica, las quemaduras producidas por la mezcla de agua salada y gasolina y las caídas al mar por el hacinamiento en las embarcaciones son las principales causas de muerte durante las travesías, según la APDHA.
La asociación hace hincapié en la importancia del duelo. “No siempre podemos despedirnos como quisiéramos porque la muerte, a veces, es impredecible. Tanto la sociedad como la cultura cambian, no son elementos estáticos. Por consiguiente, si se debe enterrar a alguien, pero no se puede hacer bajo los procedimientos deseados o no hay cadáver, las familias siempre van a intentar adaptar el ritual lo más cercano posible a sus creencias. Solo así podrán comenzar sus duelos”, expone.
En el informe se alude al descenso en las entradas por vía terrestre en Ceuta, algo que la asociación atribuye al “incremento de la represión del gobierno de Marruecos hacia las personas originarias de países de África occidental en el norte del país hasta límites nunca vistos”.