Ayer la Ciudad de Ceuta organizó las maratones de la Cuna de la legión". Vestimos nuestras mejores galas para recibir a muchos deportistas de la península y, tal vez, algunos atletas de otros países.
La organización fue perfecta: calles, recorrido, servicios sanitarios, tráfico, policía, avituallamiento, dorsales...Cada cuál se inscribió en la carrera más acorde a su estado físico.
En los bares y restaurantes no cabía un alfiler, los hoteles, pensiones y habitaciones particulares colgaron el cartel de " completo". Los comercios que permanecieron abiertos hicieron su agosto. Creo que pudimos enseñar al país la ciudad olvidada y desconocida, la ciudad al otro lado del estrecho tan extraña para nuestros compatriotas.
Veía a la gente contenta, aplaudiendo, vitoreando, animando, motivando a los deportistas con sus gritos jaleados desde la emoción.
Pienso en las posibilidades de nuestro pueblo: eventos, congresos, el casino, las visitas turísticas en un marco incomparable, una fábrica de salazones que cuente nuestra historia, el hermanamiento de Portugal y Ceuta, el parque marítimo, la recuperación de la fábrica de cervezas, los museos, las murallas, el deporte náutico.
Pendientes quedan los asuntos referentes a las navieras, la explotación del helipuerto desde la ciudad a otros helipuertos, los desplazamientos en la ciudad con un servicio de taxis y autobuses, barcos, etc.
Estaría horas escribiendo y escribiendo. Esta ciudad la llevo en mi alma de trotamundos.
Lo que me duele es la imagen que también vimos hoy en la prensa: las murallas reales repletas de desperdicios, basura, latas abandonadas, comida por los suelos, papeles, botellas y lo que uno pueda imaginar.
Con este tema tengo una lucha personal. ¿Qué hacemos en la casa, en la escuela, en el instituto para acostumbrarnos a vivir en la mierda?
Pintadas, mobiliario urbano pintado, botellones que terminan en estercoleros, Aulas sembradas de porquería, alumnos comiendo en la biblioteca del instituto y yo con el soniquete diario: No se puede comer en la biblioteca"..
Cuando visitas una ciudad, fíjate en en los aseos público, mira el entorno, paséate, piérdete en los barrios; así conocerás el inconsciente colectivo de sus habitantes
Es solo una reflexión filosófica.