No habíamos tenido otra reunión igual en mucho tiempo. Se trataba de la Comisión de Investigación de la Universidad de Granada. Estábamos en el primer punto del orden del día. El Vicerrector de Investigación hacía su informe. Todos los presentes nos mirábamos entre extrañados e incrédulos. Y absolutamente a todos se nos ponía cara de felicidad y satisfacción. Por fin parecía que después de tantos años de escasez, empezábamos a salir del largo y oscuro túnel de la precariedad. Por momentos llegábamos a cuestionarnos si habría proyectos e investigadores suficientes para tanto dinero. El Vicerrector nos decía que se iban a seguir inyectando recursos para la investigación de nuestra universidad. En la última reunión del consejero con los Vicerrectores de investigación de las universidades andaluzas se decidió que se iba a realizar una convocatoria de infraestructuras para grupos de investigación. En total se hablaba de 42 millones para las universidades andaluzas. En julio saldría la convocatoria (bueno, ya solo le quedan 15 días al mes y no la hemos visto). También se nos habló de una nueva tipología de proyectos, sucesores de los proyectos de excelencia. En este caso contábamos con 70 millones para todos en 4 años (esperemos que no se trate de aquello de la “contabilidad creativa” que se inventó el superministro Rato). La única diferencia con los anteriores sería que ahora se descentralizaría la gestión en las propias universidades (esperemos que esto no provoque más endogamia universitaria ni servilismo con los equipos rectorales de turno). Nuestro Vicerrector calculaba que entre el 20% y 30% del presupuesto de la Junta vendría a la UGR, es decir, aproximadamente 17 millones cada año, que se repartirían en convocatorias de proyectos de dos años, a razón de una media de 55.000 euros por cada uno. También nos habló de otra convocatoria de investigadores, destinada a personas menores de 30 años, para desarrollar investigación. El objetivo es contratar estudiantes para que puedan desarrollar su tesis durante el tiempo del mismo. La Junta complementaría con fondos propios (estos son europeos) los años que quedaran fuera de la convocatoria para terminar la tesis. El Currículum de los investigadores sería evaluado por organismo externo, pero un 50% de la puntuación se haría mediante entrevista para contrastar el perfil (esperemos que esto no sea una nueva fuente de discriminación). Se calculan entre 110-120 plazas para la Universidad de Granada. La idea es que el personal esté contrastado en su perfil con un proyecto en el que no haya becario. La duda que nos surgió a algunos fue, si al estudiante se le pagaba para que investigara y realizara su tesis, o para hacerle los trabajos a los investigadores más importantes que dirigen los grupos en los que no hay becarios suficientes. Sin embargo, parece que cuando algo va bien, siempre tiene que venir alguien a estropearlo. Y así ocurrió. A través de la Tablet (ese aparato que llevamos todos encima, evidentemente, no para trabajar más, sino para “optimizar” nuestro escaso tiempo) me saltó la noticia que difundía la Federación de Enseñanza del sindicato Comisiones Obreras (para que no nos olvidemos que después de las vacaciones tenemos que volver a la dura realidad). ”Continúa la destrucción de empleo docente y el aumento de la precariedad”…rezaba el titular de su publicación. Claro, con este titular no había más remedio que seguir leyendo. Por si había alguna duda, el segundo titular apostillaba el primero: “El número de docentes de la enseñanza pública ha disminuido por sexta vez consecutiva desde 2011, año en el que el Partido Popular llegó al Gobierno, tal y como deja patente el Boletín Estadístico de Empleados Públicos del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas”. Profundizando más en los datos, que están publicados en las estadísticas oficiales, resulta que, según nos dicen, las plazas fijas se han reducido a un ritmo aproximado de 10.000 al año. En el periodo comprendido entre 2011 y 2017, se eliminaron 56.272 plazas de funcionarios de carrera, a consecuencia de las limitaciones de la tasa de reposición del profesorado que se jubila, y también a consecuencia del incremento de la ratio de estudiantes por aula, la ampliación de la jornada lectiva del profesorado y otras medidas antisociales recogidas en el RD 14/2012 y RD 20/2012. Simultáneamente a esto, nos siguen informando, la pérdida de empleo fijo ha sido acompañada de un aumento del personal temporal precario en 49.981 personas en ese mismo periodo. De hecho, en la actualidad más del 26% del empleo público docente está ocupado por personal interino, mientras que en el año 2011 esa ratio era inferior al 16%. Y también se han incrementado las jornadas a tiempo parcial, en un 30,2%, siendo algunas de 4 e incluso de 3 horas lectivas a la semana. Es decir, según la opinión del primer sindicato español, que yo comparto, de existir recuperación económica esta no está llegando aún al sistema educativo. O al menos a todo el sistema y en todos los lugares. En este contexto, esa especie de “lluvia de millones” que le va a llegar a las universidades andaluzas para proyectos de investigación, ¿a qué obedece?. Sinceramente, de momento no tengo respuesta a esta pregunta. Habrá que leer la letra pequeña de estos proyectos y esperar que se materialicen. Después habrá que comparar con lo que se invertía en años anteriores, para ver cuánto ha bajado o subido realmente el porcentaje de gasto público dedicado a investigación. A continuación, hacer un seguimiento de ese 30% de profesores de la Universidad de Granada que mantienen una carga docente muy por encima de sus posibilidades reales, a consecuencia de los anteriores decretos, y que tienen problemas para investigar. También analizar a qué ritmo se va reduciendo la bolsa de profesores acreditados a titular, a los que no se les crea su plaza, pese a estar así dispuesto en el Convenio Colectivo. Y ya puestos, ver cuándo se les van a pagar los quinquenios y los sexenios a los profesores contratados, tal y como establecen las Directivas europeas contra la discriminación laboral. Y una cosa más. Analizar cuáles han sido los grupos de investigadores “excelentes” que se han llevado la mayor parte de los fondos distribuidos, o a qué investigadores jóvenes se les conceden becas para acaben sus tesis doctorales, después de llevar a cabo las entrevistas con ellos. En esto habrá que estar muy atentos a quiénes son los directores de tesis. Y cuando hagamos todo esto, si el balance es realmente positivo y esperanzador, habrá que descubrirse ante nuestros políticos andaluces y ante nuestros responsables universitarios. Entonces sí nos creeremos que buscan la “universidad de las personas”.