El Día Mundial del Alzhéimer se celebra cada 21 de septiembre, pero su enfermedad se vive y se cuida los 365 día del año. Por ello, la Fundación Eduardo Gallardo de Ceuta se ha trasladado hasta la Plaza de Correos para celebrar esta efeméride a modo de stand informativo con una serie de actividades dirigidas tanto para sus usuarios, como aquellos que han pasado por la zona.
El objetivo ha sido claro, visibilizar este tipo de demencia que afecta en la actualidad a más 800.000 personas en España. “Hacemos mucho hincapié en que la gente, cuando empieza a ver el deterioro de algunos de sus familiares, no esperen hasta el último momento”, dice Luz Marina Gallardo, coordinadora de la Fundación y fisioterapeuta.
La prevención es clave en los afectados, les otorga una mejor evolución de la enfermedad. Así pues, esta entidad se vuelca en cuerpo y alma con sus usuarios. Apuestan por el envejecimiento activo, que sus mayores brinden en calidad de vida. “Lo que hacen en nuestro centro es un tratamiento completo que se basa en una terapia no farmacológica, la cual consiste en estimulación cognitiva, terapia ocupacional y gerontogimnasia”, comenta Claudio Alarcón, quien realiza las funciones de psicólogo.
Esta mañana, una decena de mayores han estado en la Plaza de Correaos realizando actividades. Desde escribir o leer hasta jugar al parchís. La diversión ha estado más que servida, un estímulo que les ha sacado alguna que otra carcajada. “Cuando llegamos a esta edad, necesitamos cariño”, manifiesta Mercedes Cózar, usuaria que lleva desde hace siete años en la Fundación. A sus 92 años, Cózar admite que “el tiempo se le pasa volando” junto a sus otros compañeros.
Los curiosos que se han acercado hasta la zona, han tenido la oportunidad de conocer un poco de esta enfermedad neurodegenerativa. Una pequeña formación trufada de ejercicios didácticos que permiten empatizar con los entornos que viven de cerca este padecer. Asimismo, Luz Marina Gallardo afirma que “hay que cuidar al cuidador, no nos podemos olvidar de él”.
En resumen, no hay sonrisa que se les borre, ni siquiera cuando la mente les deja de lado y les hace caer en el olvido. El Alzhéimer, esa enfermedad que borra nuestros recuerdos y extrañamos de uno mismo. Pese a ello, siempre estarán aquellos que cuidan a estas personas para recordarles quiénes fueron en un día.