Me miraba al espejo y veía una cosa que no se me metía ni en la cabeza, ni en mis ideas primitivas. ¿Qué signo había abierto en esos instantes?. ¡Ojalá hubiera sido solo ortográfico! Pero este último de exclamación, no esa solo eso, sino que significaba muchísimo. Tanto que mis ideas de tener ese cuerpo delgado y musculoso, con los abdominales señalados y que todos -incluso yo- se quedarán con la boca abierta, estaba haciendo un efecto boomerang hacia esta persona que está escribiendo, ya que los músculos señalados habían desaparecido y existía solo una bola en mi barriga. Esa que todos lo calificaban con multitud de expresiones y ninguna me cuadraban, ni me gustaban.
Tanto como la sandía, el melón, la curva de la felicidad, la tripita cervecera, etc.
Me ha creado un complejo tan grande que incluso he hablado muy serio con mi mujer.
- Nena he sentido un poco de vergüenza al observarme en el espejo y ver que esa cosa que tengo en mi físico, como barriga, no es la mía.
- Es la edad, cariño.
Todos sufrimos una alteración, producto de la edad y de acomodarnos. Sí y admiro la confianza de la voz de la experiencia, pero esto no debe de seguir así.
Y aunque lo próximo que me dirá que estoy dentro de una nueva crisis, motivado por cumplir años, que como es lógico es signo de que sigo vivo en este mundo.
Pero tengo en mente, otra cosa será que pueda realizar lo que he pensado: cambiar mis hábitos de conducta tanto alimenticia, como de hacer un poco de gimnasia.
A mi edad solo podemos tener la confianza de nuestro médico y de las pastillas que nos van dando para ir poco a poco tapando los agujeros que vamos acumulando en el chasis.
Solo debo de advertir la ristra de cumpleaños que ya he celebrado. Por cierto ya me queda poco para el siguiente.
¿Será uno de los deseos que pediré en el próximo soplo que haga ese día?
La crisis de los muchos años. Yo pondría una gran interrogación.
Pero lo que estoy pensando ahora mismo es ponerme cómodo e irme a dar un paseo por todo el centro y dejar aparcado mi bello utilitario.
Así ahorraré gasolina, entraré en una época de ahorro energético y a la vez procuraré quemar grasas que creo que tendré acumulada en mi depósito. Ese que me está diciendo que estoy lleno y dispuesto a ir a un nuevo viaje.El que me conducirá a ver nuevos paisajes, nueva gente y nuevas brisas caerán en mi ya castigado rostro.
No pesa la edad, sino los kilos.