Agradecidos. Es la palabra que más repiten las personas que tuvieron que ser desalojadas por el grave incendio en García Aldave. La gran catástrofe que está ocurriendo en Ceuta requiere de la ayuda de todos para atender a las alrededor de 60 personas que tuvieron que ser acogidas en el pabellón de La Libertad. Un albergue improvisado ya que la rapidez de las llamas hizo que se tuviera que actuar de inmediato para poner a salvo sus vidas.
De esos 60 iniciales ahora quedan unos 30, personas que estaban alojadas en el complejo Miguel de Luque. Además, menores de Engloba y tres personas de la barriada de Loma Colmenar tuvieron que ser acogidas inicialmente aunque ya han podido regresar. “Hemos albergado 29 personas que se encontraban en las cabañas Miguel de Luque que se ha visto afectada, tres vecinos de Loma Colmenar que no podían respirar por el fuego y 26 menores que estaban acogidas con la asociación Engloba, ya que las llamas amenazaban sus instalaciones”, ha explicado Castillo.
A la llegada a ‘La Libertad’ algunos tuvieron que ser atendidos por Cruz Roja tras sufrir ataques de ansiedad. Incluso una persona mayor de 97 años tuvo que ser albergada en la zona, suponiendo el episodio más crítico.
De los albergados que quedan, muchos son peninsulares que vinieron a predicar el evangelio. Estaban muy tranquilos hasta que empezaron a oler a quemado y a sentir el calor de las llamas. Sobre las 22:00 horas fue el aviso y tuvieron que salir corriendo. “De buenas a primeras empezamos a oler humo y al ratito empezó a caer cenizas y rescoldos. En ese momento nos avisaron que teníamos que desalojarlo rápido”, ha indicado uno de los albergados.
“Había una luz muy grande y salí para pedirle que por favor apagarán las luces que no podía dormir. Una vez que salimos empezaron a caernos las cenizas encima y ya miramos el humo y todo. Vimos todo el fuego y ya tuvimos que salir corriendo, ya que las llamas se veían muy cerca de nosotros”, ha señalado otras de las albergadas que se encontraba en el complejo Miguel de Luque.
La sensación de tristeza está presente en todos ellos. A pesar de ser de diferentes rincones de la Península, lo han vivido en primera persona y eso jamás se le borrará de su mente. Ha sido una situación que nunca pensaban que vivirían, pero que afortunadamente pueden contarlo gracias al gran despliegue de todas las fuerzas de seguridad y los Bomberos. “Estábamos tranquilos, cogimos las maletas y tal y fuimos saliendo ordenadamente. Pero ahora, una vez que hemos visto todas las imágenes por el móvil, da mucho miedo. Ni me imaginaba pensar que estábamos ahí abajo, al lado del fuego”.
Una situación descontrolada pero que gracias al esfuerzo de todos se ha podido evitar males mayores. Esta mañana los albergados han recibido comida y bebida de Carrefour, empresa que tiene un convenio con Cruz Roja para cuando ocurra una catástrofe de este calibre.