La crisis entre Marruecos y Túnez ha marcado este sábado por la mañana la apertura de la octava edición de la Conferencia Internacional de Tokio sobre Desarrollo Africano (TICAD), que comenzó en la capital tunecina, con veinte jefes de Estado y de Gobierno y representación de 48 países.
La presencia del líder de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), Brahim Gali -que fue recibido oficialmente como, el resto de dirigentes, por el presidente tunecino, Kais Said- provocó la reacción de Marruecos que llamó a consultas a su embajador y abandonó su participación en el encuentro.
Túnez respondió también retirando a su máximo representante diplomático ante Rabat y manifestó su "sorpresa" porque RASD forma parte de la Unión Africana (UN), cuyos 55 miembros estaban invitados a este encuentro internacional que se celebra cada tres años.
Promovido por Tokio, que acogió la primera edición en 1993, la TICAD explora estrategias de desarrollo regionales y fomenta el diálogo político de alto nivel entre líderes africanos y socios para un desarrollo autosostenido.
El primer ministro nipón, Fumio Kishida, que tuvo que suspender su viaje al dar positivo por covid, intervino por videoconferencia para la inauguración institucional, en la que estaban presentes el titular japonés de Exteriores, Yoshimasa Hayashi, y gerentes de Naciones Unidas y el Banco Mundial.
"Ya no es tolerable que el pueblo africano, que tiene una enorme riqueza, no pueda garantizar la justicia social y el desarrollo que se le niega", reclamó Said en las palabras de apertura de este gran evento a nivel africano.
El incremento de las inversiones japonesas en África, la seguridad alimentaria o "la consolidación de la democracia, el Estado derecho, y la prevención de conflictos", en particular en el Sahel y en el Cuerno de África, constan como prioridades a tratar entre hoy y mañana en el Centro de Convenciones de Túnez.
UNO MENO SAHARA LIBRE