El presidente de la Ciudad aprovechó su comparecencia de ayer con motivo del aniversario de la crisis fronteriza, migratoria, diplomática y humanitaria que sufrió Ceuta hace un año para volver a apelar al consenso alrededor de los grandes desafíos que se presentan: la petición de entrada en la Unión Aduanera respetando el Régimen Económico y Fiscal (REF) especial, la revisión en profundidad o supresión de la excepción en el Tratado de Schengen, la consecución de un régimen equiparable al de las Regiones Ultraperiféricas por parte de las instituciones comunitarias, el reconocimiento jurídico de aduana comercial de algún tipo para el paso del Tarajal...
A un año de los comicios locales, los partidos políticos tienen ante sí la oportunidad y el reto de demostrar que les mueven más que motivaciones electoralistas. La posibilidad de desmarcarse con posiciones maximalistas que gocen de mayor eco será grande, pero la defensa de la ciudad y de su futuro como cuestión de Estado debería aglutinar a todas las formaciones locales (como mínimo).
Las reivindicaciones que deben trasladarse y defenderse ante el Gobierno de la Nación y, con este, frente a las instituciones europeas o Marruecos, tendrán muchos menos visos de prosperar como deben si no cuentan con el mayor refrendo político y social.
No se trata de que nadie renuncie a sus ideas, sino de que estas se pongan al servicio del objetivo común de sentar las bases de un porvenir mejor para todos los ceutíes desde el acuerdo. Las próximas semanas y meses serán clave y todos quedarán retratados en función de cómo se comporten en este trance clave de la encrucijada que atraviesa la ciudad en un momento que condicionará décadas.