Corría el año 1945, poco antes de la finalización de la II Guerra Mundial cuando, en una ciudad bajo Protectorado Español en Marruecos, Tetuán, a apenas 40 kilómetros de la española ciudad de Ceuta existía (y todavía hoy existe) la “farmacia Nueva”, propiedad de un judío llamado Alberto Chocrón.
Por aquel entonces también tenía sede consular en Tetuan la Alemania nazi. Según las noticias que llegaban mediante los medios de comunicación, cada vez estaba más claro que Alemania iba a perder la guerra.
Ese consulado acostumbraba a adquirir los productos farmacéuticos que necesitaba su personal, precisamente en la farmacia Nueva, en la que tenía abierta una línea de crédito. Cada final de mes, un empleado del consulado se dirigía a esa farmacia y abonaba lo adquirido. Pero en determinado momento pasó la fecha en la que solía presentarse el empleado del consulado, sin que acudiese a abonar la factura.
En la farmacia Nueva trabajaba por aquel entonces un muchacho judío de 14 años, con un alto grado de responsabilidad, al que enviaron al consulado alemán a cobrar la factura pendiente.
Cuando llegó al consulado, que ocupaba un piso de un edificio cercano, se encontró con que estaba cerrado y no contestaban al timbre. Se dirigió a una oficina que estaba en el mismo rellano, y allí le indicaron que “los alemanes se habían ido, pero que ellos tenían una llave y si quería le abrían la puerta”. Le abrieron la puerta del consulado, y comprobó que efectivamente había sido desalojado precipitadamente, pero observó que había un armario con las puertas entreabiertas. Abrió ese armario y lo que vio le heló la sangre: cientos, si no miles, de estrellas amarillas de tela con la palabra “judío” impresa en las mismas.
Sí. Definitivamente el horror estuvo muy cerca.
Por cierto: El entonces muchacho se llama José Hachuel Cohen y es mi padre.
... Está história és oro en paño, gracias por compartirla... Puede que sus planes de exterminio no acabasem en Europa... Escriba un libro, me encantaría leer más sobre la historia que ha permanecido ocultas...
Muchas gracias por sus palabras. Pero no soy escritor. Hay miles de libros sobre las intenciones de los nazis, que coinciden con su apreciación. Un saludo.
Hay cosas que hay que recordar. Nos olvidamos pronto