Las cámaras de seguridad del Instituto Armado pudieron registrar el acercamiento de los inmigrantes, activándose el protocolo de colaboración vigente entre ambos países por el que Marruecos impide que estos sin papeles consigan su llegada a la ciudad. Las mismas escenas se han repetido en los últimos meses en los que tanto las fuerzas terrestres como las marítimas han impedido la llegada de subsaharianos a Ceuta en unos momentos de situación límite en cuanto a la ocupación del centro de estancia temporal del Jaral, que va superando su presión con la salida de más residentes a la península.
En el resto del país la situación es igual que la soportada por Ceuta y la hermana Melilla. Con una presión que se ha incrementado en un 80% en relación al año pasado, la llegada de inmigrantes a las costas españolas ha sido la constante en los últimos meses. Cruz Roja advierte de un dato: los inmigrantes llegan en embarcaciones cada vez más precarias. De esta aseveración han dado buen ejemplo los que han conseguido con éxito llegar hasta Ceuta en balsas de juguete o ayudados de endebles cámaras neumáticas que adquieren por no más de 30 dirhams en las paradas que sortean su periplo clandestino.
La mayor presión ejercida por Marruecos está provocando el desvío de las rutas. La presencia de sin papeles al otro lado de la frontera continúa provocada por los efectos de una primavera árabe que ha desestructurado las fronteras internas de los países que debían ejercer su función de guardianes.
Rutas alternativas
Los inmigrantes buscan una ruta que les lleve directamente a la península. Las últimas balsas rescatadas por la Salvamar Gadir y la Guardia Civil lo han sido a más de ocho millas de Ceuta, ordenándose su traslado a puerto por condiciones de mayor seguridad. Esa fue la ruta seguida por la veintena de subsaharianos que fueron auxiliados el pasado viernes y que vienen a protagonizar ese nuevo perfil de trayectos que muestra la inmigración clandestina.
Eso pasa en Ceuta, no en la vecina Melilla en donde la colaboración marroquí no está siendo tan efectiva. La llegada de embarcaciones ocupadas por adultos y niños sigue produciéndose lo que ha terminado por poner al centro de acogida en una situación de emergencia. Completamente masificado, la administración busca soluciones apoyándose en un lenguaje crítico y exigiendo medidas urgentes por parte del Gobierno.
En el día de ayer fueron un total de 43 inmigrantes de origen subsahariano los que llegaron ayer a la hermana a bordo de tres embarcaciones, dos zodiac y una de juguete a remo. En ellas viajaban 24 varones, nueve mujeres y diez niños.
A los subsaharianos se les ha incoado el expediente establecido por la vigente Ley de Extranjería y han pasado al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), que está saturado porque alberga a casi 800 personas, 300 más de su capacidad.
¿Y qué dice el Gobierno central? Nada nuevo que no se sepa del discurso institucional reducido a la confirmación de que hoy por hoy existe una menor presión en comparación a la registrada en años anteriores. El actual panorama se encuadra en lo denominado como ‘repunte’ al superarse las estadísticas pasadas y rozar similar presión a la que se produjo en el ciclo correspondiente a los años 2005/2006.
En los tres últimos meses cerca de 500 inmigrantes subsaharianos han conseguido llegar a Ceuta por vía basicamente marítima a la que deben sumarse casos aislados de accesos por vía terrestre sorteando la doble valla del perímetro fronterizo u ocultos en dobles fondos practicados en vehículos.
Llegan los primeros libios tanto a Ceuta como a la península
La revolución libia tiene su reflejo en el campo de la inmigración con la llegada de los primeros inmigrantes que dicen ser libios y que han alcanzado las costas ceutíes o peninsulares. A Tarifa, ayer, llegó un grupo de subsaharianos entre los que había once libios, y a Ceuta ha llegado en las últimas jornadas una pareja de inmigrantes que manifiesta proceder de ese país, según consta en las fichas elaboradas ya por los agentes de Extranjería de la Policía Nacional. Estos casos se enmarcan en una presión que ya es apuntada por algunas oenegés como Médicos sin Fronteras (MSF) que ayer, en un comunicado, ponía la nota en la "alarmante situación" en la que se hallan decenas de miles de inmigrantes en Libia, expuestos a la violencia y carentes de una atención médica adecuada. "Estas personas necesitan la protección urgente de las autoridades y todo tipo de asistencia". De acuerdo con las cifras que maneja MSF, hay cerca de tres mil desplazados que se hacinan en una base militar y en una granja abandonada de la capital.
La mayoría de ellos buscaron refugio durante los combates que se produjeron hace unos diez días en el sur de Trípoli mientras que otros, en su mayoría subsaharianos, se esconden por miedo a ser arrestados y acusados de mercenarios.
En datos
El CETI
Aunque se superan las cifras consideradas normales, la dirección del centro se ha adaptado para atender a los poco más de 700 subsaharianos y magrebíes que habitan el campamento del Jaral. Las salidas ayudan a que no se haya desbordado requiriendo la colaboración de entidades privadas que estaban ya en alerta para favorecerla.
Controles
Son ejercidos por las patrullas marítimas dispuestas a ambos lados de las fronteras por Marruecos, a las que se suman las patrullas terrestres. En el lado español ejerce el control el Servicio Marítimo de la Benemérita.
Entradas
Se ha producido una estabilización desde las entradas prácticamente diarias registradas en junio y julio además de buena parte de agosto. Las balsas que se están recogiendo son interceptadas más cerca incluso de Algeciras que de Ceuta al haberse cambiado las rutas migratorias.