Esa brecha se escenificó desde primera hora de la mañana. Las llamadas al rezo cobraban forma en sus distintos escenarios. El de Sidi Embarek, con la mezquita que fuera antiguo ‘templo’ del imam Liazid cerrada a cal y canto, conseguía reunir a no más de cuatrocientas personas. Los hombres delante, las mujeres detrás y en las puertas del templo, el que sirve de referencia religiosa a la ciudad, hombres y mujeres desfavorecidos pidiendo limosna. En primera línea del rezo, el cabeza visible de Al Bujari, Abselam Hamadi, convertido en este Ramadán en una de las voces más críticas contra la UCIDCE. Y a su lado Mohamed Alí, mandamás en la FEERI, y el único que atesora el calificativo de ‘persona non grata’ previo acuerdo de todas las fuerzas políticas de la Asamblea debido a su defensa pública de la marroquinidad de Ceuta y Melilla.
El presidente Juan Vivas no llegó a cruzarse con Alí pero sí se acercó -cosa que no hizo el pasado año- a la explanada para conversar unos minutos con Mustafa Abdelkader, presidente de Luna Blanca. El imam Mohamed Zaqlul se encargaba de dirigir el rezo al igual que lo hace cada viernes en una mezquita que en los últimos años ha estado en el punto de mira. Marcada por un enfrentamiento entre las asociaciones que están registradas bajo su paraguas, escenario de insultos y reproches al anterior imam Liazid, ayer volvió a echar el cierre sin permitir que los fieles que querían acudir al rezo al interior del templo pudieran hacerlo.
Hubo quien intentó trasladar este pesar a Vivas, pero ayer la labor del presidente de la Ciudad era la de intentar estar en todos los sitios. Algunos de sus asesores más cercanos se convertían, indirectamente, en accidentales receptores de estas quejas.
Pocos minutos tardó Vivas en desplazarse hacia la explanada de Loma Margarita en donde coincidiría con el delegado del Gobierno, José Fernández Chacón. Si su presencia en Sidi Embarek fue testimonial y algunos incluso confesaban que obligada por las circunstancias, en Loma Margarita conversó, saludó, dio la mano a buena parte de los participantes que se acercaron a él tras el rezo y hasta tomó el desayuno basado en te y pastas en el interior de una carpa preparada al efecto.
El imam Mohamed Cherif El Harrak fue el encargado del sermón en esta otra Musal-la, que reunió a más tres mil personas. “Pon, pon que el partido ha sido ganado por la selección española por goleada”, ironizaba Mustafa, con negra chilaba sobre su cuerpo, cuestionando la promarroquinidad de unos y la independencia del mandub de Rincón de los otros.
El Harrak es ya un histórico en estas batallas y centró su sermón en palabras como la paz, la necesaria convivencia o la necesidad de que los padres den una buena educación a sus hijos. Para El Harrak éstos son otros tiempos bien distintos a los de 2008, año de la celebración de la primera Musal-la y año de presiones sobre los imames. El Harrak, vinculado a la mezquita de Masyid an Noor (santuario de la UCIDCE) desde los años ochenta, se dirigió a los fieles congregados sin la carga ni las presiones de otros años. Y es que en este punto, en la inexistencia de guerras panfletarias ni amenazas, coincidieron varios de los presentes. “Este año, al menos, ha habido algo más de respeto y no se han visto esas cosas”, sentenciaba uno de los presentes.
La ristra de cargos del gobierno y asesores que acompañaba ayer a Vivas permanecía ajena a este tipo de añejas polémicas. El asesor Chaib y Tafi, cercanos al presidente junto a Yolanda Bel, conformaban la primera línea de un equipo en el que se optó por cambiar a la que nunca faltaba pero ayer faltó, Ana Benítez, a quien Vivas ha ‘sustituido’ por el fundador de la asociación de familias numerosas ahora ejerciente de asesor. A su lado el jefe de gabinete, Benjamín Álvarez, que tenía de sombra a un resucitado Paco Paris que se dejó ver por la explanada de Loma Margarita aunque, supuestamente, nada tenga que ver ya con la materia política.
La celebración del final de Ramadán tuvo también su repercusión más allá de los escenarios de los rezos. En la ciudad el cierre de algunos comercios dejaba patente la presencia de la comunidad y en las naves del Tarajal la reducción del trabajo era prácticamente absoluta. El propio Maateis se encargaba de valorar este hecho. “La ciudad está hoy casi paralizada porque es una jornada importante para los musulmanes y seguro que también para el resto de los ceutíes, que también se sienten de fiesta”, aclaró, agradeciendo que en esta ocasión, por vez primera, la radio televisión pública hiciera un seguimiento más directo de los actos del Ramadán aportando, como colofón, la emisión en directo del rezo principal. Sobre la mesa quedan las diferencias entre comunidades que los propios musulmanes desean que se terminen. “Esto es perjudicial para nuestros hijos”, sentenciaban. “Esa es una guerra entre ellos, nosotros cada vez pasamos más”, sentenciaba Kamal, interrumpido por un padre molesto por la presencia de tantos periodistas y políticos. “Esto no es un circo”. Y es que no todos ven con buenos ojos lo mediático del caso.
La tradición se pasa de padres a hijos