Bien es conocida por parte de la opinión pública la situación límite que se vive en la periferia, y de manera especial en la Barriada del Príncipe. Cuando hablamos del Príncipe, estamos hablando de la cuarta parte de la población ceutí que reside en un espacio que va desde el Ángulo hasta Arcos Quebrados. Un núcleo poblacional que carece de servicios públicos esenciales y que repercuten negativamente en la calidad de vida de sus vecinos. Un núcleo poblacional que se encuentra fuera de las políticas públicas y de las inversiones por parte del Gobierno de la Ciudad. Un núcleo poblacional que concentra los peores indicadores sociales no sólo de la Ciudad y del conjunto del Estado, sino de la Unión Europea. Un núcleo poblacional que viene soportando una marginalización continua por parte de las instituciones locales que ha supuesto no sólo la degradación del Príncipe en términos de urbanismo y de oportunidades, también ha supuesto la consolidación de un sentimiento de abandono por parte de las instituciones públicas, de ser tratados como ciudadanos de segunda, de no tener las mismas oportunidades que el resto de vecinos, y en definitiva, de verse condicionados por el apellido y el código postal.
En este sentido, la respuesta tiene que ser desde la implantación de políticas públicas que pongan en el centro de la ecuación a los vecinos y vecinas de la barriada. Políticas públicas que no sólo inviertan en infraestructura y dote a la barriada de servicios públicos básicos y esenciales en igualdad de condiciones que el resto de la ciudad, sino que también supongan una inversión en la gente. Si por algo destaca la barriada es por su juventud. No la perdamos. Que no pierdan la esperanza ni la ilusión. El Príncipe ha dado mucho a Ceuta y seguirá dando mucho a Ceuta. De aquí han salido letrados, maestros, policías, militares, médicos, enfermeros y la lista es larga. No perdamos el Príncipe. El Príncipe es Ceuta y Ceuta es el Príncipe. No caigamos en el error de creer por un solo momento que lo que afecte a la barriada no afecta al resto de la Ciudad. Acabemos con la desigualdad, la estigmatización y construyamos Ciudad, una ciudad cohesionada y equilibrada y con igualdad de oportunidades para todos y todas.
Príncipe nunca se perderá mientras existan contenedores y coches aparcados.