La Guardia Civil ha rescatado con 24 horas de diferencia a 13 inmigrantes subsaharianos que pretendían su entrada en Ceuta por vía marítima. Según las informaciones facilitadas a este medio por fuentes del Instituto Armado, todos los rescatados viajaban en pequeñas balsas playeras que fueron detectadas en distintas salidas.
La primera, el domingo a las 7.30 horas, a pocos metros de la playa del Tarajal, en donde los agentes localizaron una balsa con cinco subsaharianos. Si éstos viajaban hacinados y en condiciones dramáticas, peor aún se presentaban los protagonistas del siguiente rescate. Éste se llevó a cabo a las cinco de la madrugada de ayer, cuando los efectivos del Servicio Marítimo localizaban a ocho subsaharianos en una pequeña balsa de playa que hacía aguas.
Ante la presión marítima imperante, las estadísticas que manejaba la Guardia Civil han quedado rotas. De una media de entradas de 30 inmigrantes al mes, que se producía, por ejemplo, el pasado marzo y abril, se ha pasado a la entrada de 40 subsaharianos en sólo la semana pasada. Y este panorama es el que se espera para los próximos meses. El buen tiempo se suma a la presión migratoria en los bosques y da lugar a una mayor presión, a pesar de que la misma se materialice de la manera más dramática.
A pesar de lo narrado el CETI mantiene su capacidad. Si bien las salidas programadas de manera oficial están paradas desde el pasado marzo/abril, continúan produciéndose las llamadas salidas oficiosas. De ésas hay todos los días, y son las protagonizadas por los inmigrantes que consiguen colarse en los camiones de basura o alcanzan la península de formas más costosas económicamente para ellos y más lucrativas para las organizaciones dedicadas a facilitar el pase clandestino a los sin papeles.
El CETI sufre un constante goteo en este tipo de bajas. Un día desaparecen dos inmigrantes, otro ninguno, al siguiente otros dos más... y así hasta cumplimentar una estadística que en el año 2010 consiguió duplicar a la gestionada de manera oficial a través de oenegés y el área de Inmigración.
El tránsito entre los que llegan y los que se escapan es continuado y la presión ejercida entre ambos es prácticamente la misma, dibujando un panorama migratorio basado en el descontrol y la improvisación.
La ley del más fuerte es la que vale
Las escapadas que se producen en camiones son la vía utilizada por un perfil concreto de inmigrante: el más fuerte, y, curiosamente, el que menos tiempo lleva en la ciudad. Un paseo por el entorno del planta de transferencia o en la llamada ‘M-30’ arroja imágenes que ratifican esta cruda realidad. Quienes esperan el paso del camión para ‘asaltarlo’ es el mismo inmigrante que hace escasamente semanas o pocos meses ha sido fotografiado con la manta de Cruz Roja esperando en el puerto deportivo el traslado policial. Llegan a Ceuta y en breve tiempo aprenden qué salida es la más corta. ¿Quiénes se quedan en el CETI? Los más débiles, las mujeres con niños o las familias. La inmigración se mueve siguiendo sus propias leyes.