Acefep ha participado recientemente en la formación de internos de apoyo del centro penitenciario de Mendizábal de Ceuta, como colaborador con el Programa de Rehabilitación de personas con problemas de salud mental que estén internas en centros penitenciaros, financiado por subvenciones a cargo del IRPF del tramo autonómico.
La Asociación de Salud Mental Ceuta lleva, precisamente, doce años trabajando de manera semanal con los internos de este centro con problemas de salud mental, ayudándolos a ser conscientes de su trastorno, a saber gestionarlo y tratarlo debidamente. Algo muy importante, más aún cuando se trata de personas sin libertad que tienen problemas de ansiedad y bajo estado de ánimo. A través de este programa se les enseña a lidiar con la tristeza, se les ayuda a rehabilitarse, se les da psicoeducación y se les escucha. Algo fundamental, ya que son personas que no suelen confiar en sus compañeros y que necesitan desahogarse con alguien y contar sus problemas diarios dentro del centro penitenciario y fuera.
Actualmente, el programa, del que se encarga el psicólogo Ioannis Tzilinis, se está desarrollando con ocho presos, cifra que va variando a lo largo de los meses, llegando a atenderse en total unas treinta personas al año.
Sobrellevar un trastorno mental es complicado, más aún cuando se está bajo privación de libertad. Con este programa se intenta ayudar al interno a lidiar con la tristeza y ansiedad que provoca estar en la cárcel, sobre todo para personas que nunca habían estado presas y que tienen problemas de salud mental. Su ánimo, según explica Ioannis Tzilinis, se deprime e “intentamos ayudarlos y enseñarles a gestionar su tiempo en prisión, porque se quedan paralizados. Los animamos a trabajar en cursos, en otros programas, les damos responsabilidades, tareas y un destino, que es como un trabajo dentro del centro penitenciario”.
Una labor ejemplar en la que Tzilinis asegura no haber tenido nunca ningún problema sino todo lo contrario: “La gente del equipo de tratamiento siempre facilita las cosas y la relación con los internos es buena; crean un vínculo conmigo porque saben que soy un intermediario y que les voy a ayudar en la medida de lo posible. Los internos tienen la necesidad de relacionarse con gente de fuera, es como su contacto con el exterior, así que están encantados y positivos ante el programa”, argumenta el psicólogo.
Muchas veces, incluso, al salir de prisión, se acercan hasta la Asociación para seguir participando y, este gesto, sin duda, define el éxito de esta iniciativa social.