No todo se trata de familias despojadas por los bancos, porque también hay mafias. Bandas que se dedican a perforar la cerradura de tu puerta y colarse dentro. Pero en esta piel de toro nuestra, los urdangarines y ratos han hecho flaco favor a la ciudadanía que se cabalga a lomos de impuestos intentando sacar resuello , porque ha crecido un sentimiento popular de que se puede hacer de todo, porque todo está permitido.
No solo lo veo mal sino que pienso que con esa mentalidad no llegamos a ninguna parte. Hay maleantes de ilustres apellidos, es cierto, pero hay que ponerles donde les toca e indignarnos cuando no les ocurre nada y protestar- e incluso cambiar la legislación para que no pase más-, pero nunca ponernos en la piel de ellos y aplaudir a los sinvergüenzas de la catadura que sean. No es rico quien tiene una propiedad, sino pagador de todo, como con los coches que son bien de uso necesario, pero que cotizan en las propiedades como una más. Los okupas lo saben, porque entienden más de leyes que los leguleyos que se pasean togados por las puertas de los juzgados en busca de material para gestar un pleito. Saben que una vivienda a la espera de ser alquilada es apetecible botín para alguien que nunca pagará nada porque es insolvente y porque la pena por usurpación solo acarrea multa, como ya les digo impagable por ellos.
No se nos ocurrirá ni saltarnos la valla del vecino a los que nos levantamos a las siete de la mañana para ir a currar, mucho menos mirar por encima de la medianera de la terraza del piso colindante al nuestro, pero ellos sí, porque les da la gana y les dejamos entre todos.
Desatornillan una cerradura o le meten tres machacazos y he ahí que tienen una propiedad en sus manos, sin haberla heredado, ni pagado, ni siquiera penar por los plazos de una hipoteca. Ahora váyase a la policía que tomará como mucho datos y luego váyase al juzgado, pague a un abogado y échese a esperar porque los Juzgados están colapsados, faltos de personal y con los trasteros hasta el techo de expedientes. Lo normal -en un país de derecho como el nuestro- sería que cuando asolan tu propiedad pudieses llamar a la policía y que los echasen con viento fresco, demostrando claro está que esa propiedad es tuya, con tus papeles en regla. Pero aquí hay que demostrarlo ante un Juez que está sobrecargado de trabajo y que hace que derive la situación en meses o años. También hay una creencia popular con los desahucios que hemos visto por la televisión como cosa de bancos que quitan casas a las familias y no siempre es así porque no son familias todos los que ocupan propiedades, sino bandas, jóvenes radicales o gentuza sin más que gusta de apropiarse de lo que no es suyo. Me parece muy bien que se ayude a las familias, que se les facilite una vivienda digna, pero lo que me parece demencial es que para recuperar una cosa – en este caso un piso o una casa que es tuya- tengas que gastarte dinero y tiempo cuando los que han hecho el delito esperan tumbados sin que se les cause ningún perjuicio. Los daños a la propiedad ahí están, la violencia que generan en la entrada y en la convivencia no son más que recortes de prensa, porque no tienen nada que perder , ni hay nada que los detenga.
Hay una impunidad total cuando alguien da una patada a una puerta y encima vende ese derecho de residencia como si fuera la propiedad suya, y luego-encima- échele al galgo patas porque tendrá que peregrinar por juzgados, multado en el acto por tener algo que lo mismo se lo ha sudado haciendo más horas que nadie currando. No todos son bancos, no todos somos urdangarines o ratos, sino ciudadanos con deberes de pagar y pagar , pero también deberíamos tener el derecho a exigir a la administración que nuestras propiedades sean respetadas, restituidas y cuidadas. Que al final somos los pobres ciudadanos de a pie, los curritos deslomados, los que sacamos al país adelante con nuestros impuestos. Que no solo sea pagar y -cuando hay un problema- mirar a otro lado.