La pandemia del coronavirus se llevó este martes a otro miembro, un “punto de referencia”, un “pilar”, de la familia Ali Lemague. Esta vez a Zineb, de 63 años, que a finales de noviembre del año pasado perdió a su esposo, Mustafa Hicho, el fontanero del centro, y a mediados de enero a Jadduch, su madre, a cuyos cuidados había dedicado su vida durante los últimos años, solo en este último caso también por la COVID-19. A los tres, recordaban este martes algunas de las personas que han frecuentado la casa de la pareja fallecida en Patio Castillo, era habitual encontrárselos compartiendo un té en el patio junto a Mohamed Ali Lemague, hermano y cuñado, que igualmente pereció a finales de 2020.
Zineb, que permanecía ingresada en planta del Hospital Universitario, era para su sobrino, Mohamed Ali, “una buena persona con mayúsculas, una mujer que siempre te recibía y te ofrecía su mejor sonrisa”. De su tía destaca su carácter “social y solidario”, así como la “entrega” y el “coraje” con el que hizo frente a la enfermedad que postró en cama a su madre, “a la que se dedicó a cuidar con una entereza, un cariño y una dedicación dignos de encomio”.
Ello no impidió que su hogar siguiera siendo, “como ella misma”, el “punto de referencia” de la familia, donde pequeños y mayores se daban cita en la Pascua del Sacrificio y otros muchos días del año para encontrarse con la abuela “luchadora, íntegra y honorable”, su hija y su marido.
Zineb tuvo cuatro hijos, dos varones (uno de ellos fallecido a temprana edad) y dos mujeres, pero su figura también trascendió mucho más allá de las paredes de su casa del entorno de Patio La Huerta.
“Fue una mujer de valores”, recalca Ali, “que siempre gestionó muy bien su pequeña pensión y el sueldo de su marido, lo que les permitió peregrinar varias veces a La Meca”. A partir de su experiencia personal, Zineb se convirtió a su vez, “sin ser organizadora, en una guía y orientadora para los ceutíes que le pedían ayuda a la hora de cumplir con ese precepto del Islam”.
D.E.P. un fuerte abrazo a la familia.
Alah irahmek!
No me quiero ni imaginar como están sus hijos...
DEP, maldito virus