Cuerdas, cabos, trinquetes, poleas. ¡Cuántos recuerdos!. Esos que me llevaron de la niñez a la madurez. Dando vueltas a un mundo. A través de la inmensidad de los océanos. Cuántos buenos recuerdos me llegan a mi cabeza. Fue una época bonita. Donde las gaviotas se movían en el horizonte y yo les preguntaba: “ ¿Eso es la libertad?”. Me gustaría haber cambiado mis ropas blancas del verano por esas plumas encantadoras. ¿Serán mágicas?. Por poder estar allí fuera de esta nave. Quiero, eso sí, ver un nuevo mundo y gracias a estar encarcelado dentro de estas maderas puedo ir de un lado para otro. Mi pregunta sera: ¿valdrá para algo?. Pues creo que sí. Saber que en otro sitio hay alguien que me espera. Que desea estar junto a mi. Y yo le puedo asegurar que igual estoy yo. Contado los días y anotando las experiencias que voy teniendo dentro de este lugar. Muchos son los cambios de nuestro estado. Días con mucho movimiento donde deseo estar pisando tierra firme. Otros donde el día me ha parecido corto. Son los devenires del día a día. Pero la verdad que también cuando veo mi estandarte nacional en la popa de mi barco me acuerdo de esos días maravillosos. Donde la sangre de nuestros valientes soldados dieron el oro del esplendor nacional. Una patria que nunca se ponía el sol. Gracias a sus valientes hombres y mujeres. Yo sólo en pensar en ello me hace volver a una realidad. Que estoy dando la vuelta al mundo para que vean un barco español dando con su popa unas espumas de esperanzas a todos nuestros hombres de nuestra querida España.
Pd.: Va dedicado a esa mujer que se encuentra allí y está ahora en un lugar lejano. Pero ella está orgullosa de su bandera.