Las fuerzas auxiliares marroquíes han conseguido frustrar este viernes un intento de pase de drogas desde Marruecos hasta la Península de una manera un tanto peculiar. La cronología de los hechos coloca al pasador en una moto de agua a la altura de la desembocadura de un valle cercano al río de la ciudad de Tánger, al norte del país.
Al ser detectado, las fuerzas de seguridad se desplazaron hasta el lugar donde el narcotraficante trataba de transportar una cantidad considerable de hachís en el vehículo hasta, supuestamente, alcanzar costas españolas. Lo que se sabe es que pertenecía a una red internacional de tráfico de drogas. El modo cada vez más usual es el de la moto de agua, por su velocidad y su facilidad para pasar desapercibida respecto a las ya conocidas narcolanchas.
Donde radica lo peculiar de esta detención fue en la manera: según informan los medios locales, las fuerzas auxiliares una vez encontrado el sospechoso, consiguieron reducirle tirándole piedras. Una forma poco ortodoxa para evitar que llegase a buen puerto el contrabando. Al parecer, el contrabandista se vio obligado a arrojar su cargamento, un total de cuatro fardos de considerable tamaño, y escapar del acoso de los agentes del orden.
Este contrabandista había aprovechado la subida del nivel del agua en la desembocadura de dicho valle para efectuar el intento de pase de droga. Una acción muy meditada por parte de los narcotraficantes para asegurarse de que el hachís podría llegar hasta el otro lado del Estrecho donde sería comercializado y el conductor se embolsaría una suma considerable de dinero.
Los cuatro paquetes de droga fueron incautados aunque se desconoce el peso total que podría haber alcanzado esta cantidad de fardos. Por otra parte, las autoridades competentes continúan investigando la identidad del traficante para efectuar su detención.