Este imprescindible para cualquier cinéfilo melómano es otra de las producciones que este año cumplen la redondez friolera de 20 añitos desde su estreno.
Casi famosos es un fantástico homenaje, muy pero que muy nostálgico, a la música y al estilo de vida de la fauna que rodeaba a la misma en los años 70, y supuso una confirmación en el año 2000 de su director, Cameron Crowe, que venía de triunfar con Jerry Maguire.
Un elenco brillante, imposible de reunir a día de hoy, sostenían la historia con tintes autobiográficos por parte del director de un muchachín, proyecto de periodista con muy buena mano para la crítica musical y una familia complicada, que logra hacerse hueco nada menos que en la revista “Rolling Stone”. El escenario de la película, nunca mejor dicho, se sitúa en la gira que el joven protagonista, casi profesional, hace siguiendo a un grupo musical, casi famoso, y los y las gruppies, casi amigos, que un tinglado circense así puede llevar alrededor. Mitad road movie, cuarto de documental, mucho de buenas interpretaciones y banda sonora colosal, esta cinta posee la esencia del cine que no se pliega a convencionalismos a la vez que narra, toda una virtud en la propia contradicción, una pauta de lo más común en los grandes grupos musicales: ascenso meteórico, envidias, cuentas pendientes, drogas, sexo, alcohol, tiburones que huelen sangre, rupturas, (des) lealtades…
En lo referente al reparto, bastantes caras conocidas entre las que destacan una muy jovencita Kate Hudson, cautivadora, su protagonista, Patrick Fugit, Billy Crudup, Jason Lee (que tiene el olfato/habilidad de colarse en numerosas películas de culto) y los ya por entonces consagrados Frances McDormand, o el fallecido Phillip Seymour Hoffman (qué pena de gran actor truncado…).
Obtuvo el Oscar al Mejor Guion de un total de cuatro nominaciones, además de dos Globos de Oro, otros dos BAFTA, tres Critics´s Choice Awards…
No sabríamos asegurar si en este “aventuresco” vistazo de la música en esos conciertos que ahora se echan de menos, es la realidad o la ficción la que supera a la otra, pero la evidencia es que el fetichismo y la forma de mitificar a seres de carne y hueso, que bien lo supo reflejar en su música Enrique Urquijo, están lo presentes que deben para que esta cinta se convirtiese en la referencia de su género que hoy es, “tan sólo” dos décadas después de poder verla por primera vez.
Está diseñado su guion, hechas sus escenas y verificadas latido a latido de tal forma que cuando acabas de verla tienes que hacer un esfuerzo por ser consciente de que no viviste la música de los años 70 y los recuerdos que te acaban de implantar son magia, la magia del cine…