Fue la formación que encabeza Fatima Hamed, MDyC, la que pidió un pleno extraordinario para debatir un punto concreto: el sacrificio. A esa petición de pleno se sumaron otras formaciones como PSOE, Caballas y los diputados no adscritos. El debate era importante, puesto que se trataba de volver a hablar sobre un asunto como la celebración del ritual del sacrificio que ayer se dijo claramente que no se podrá celebrar este 2020. La postura gustará a unos y a otros no. Y en ese ámbito pueden producirse y admitirse todas las opiniones que uno quiera. Pero siempre centradas en ese asunto. Ayer, sin embargo, algunos confundieron la sesión plenaria del sacrificio con otro foro diferente, sacando polémicas que nada tienen que ver con ese ritual y por tanto desviando la atención buscando tensiones, enfrentamientos o a saber qué. Si alguien quiere pedir un pleno monográfico para hablar de la convivencia, que lo haga. Si se quiere un pleno monográfico para hablar de las gestiones políticas, que lo haga también. Pero jugar a mezclar de manera maliciosa un tema para colar generalizaciones, acusaciones o críticas veladas no es que sea torpe sino que constituye un juego pueril que no está a la altura del trabajo y saber estar que se les presupone a los diputados.