“Me jubilo, pero seguiré siendo guardia civil hasta que me muera, al servicio de España y de los españoles mientras tenga fuerza y viva”. A Baldomero Giles Pérez le toca empezar una nueva etapa, esa que llaman jubilación en la que uno desembarca dejando atrás todo un trabajo hecho. El agente Baldomero lo hace “orgulloso de ser lo que soy”, guardia civil, “orgulloso de haber acabado porque otros no han podido. Orgulloso”, añade, “de que me quieran”. Y eso de que ‘le quieran’ no hace falta que lo diga él, lo verifican quienes han compartido años de trabajo, cada uno en su parcela, en la sede del Ceuta Center que alberga los juzgados de lo Penal 1 y 2 y la Audiencia Provincial.
Allí, en el control de seguridad, Baldomero ha estado los últimos años de su carrera como guardia civil, la que empezó en 1979, siguiendo la tradición familiar de hermanos, primos o de su tío. Una profesión que, reconoce, “me gustaba” y que ha marcado toda su vida. En días se jubila y en días podrá dedicar todo su tiempo a su mujer, 3 hijos y seis nietos.
En el control de seguridad ha permanecido los últimos cinco años
Para que una máquina funcione a la perfección todas sus piezas tienen que estar adecuadamente ajustadas. También sucede en el ámbito judicial, en donde el guardia civil Baldomero, o ‘Baldo’ como algunos le llaman, ha cumplido a la perfección ese cometido de seguridad determinante, incluso clave en ocasiones que han sido complicadas y en donde había que saber controlar lo que pasaba fuera de la sala para que no hubiera incidencias dentro. El saber que ese deber se ha cumplido lo lleva a gala y se pone de manifiesto en el cariño y afecto que le profesan desde los funcionarios hasta los jueces y fiscales que a diario se han cruzado con él en el puesto de control durante estos años. Un cariño que se iba a visibilizar en una fiesta sorpresa que el coronavirus se encargó de anular pero que no ha impedido que Baldomero tenga su merecida despedida con este sencillo homenaje. Bien poco para un corazón grande.
La entrada a los juzgados y a la Audiencia ya no será la misma, es en ese control de seguridad donde en unos días se pondrá el broche final a una carrera que ha llevado al agente Giles por distintos puntos del país. Sin duda el más complicado fue el de San Sebastián, en donde nació la pequeña de sus hijas y en donde estuvo destinado desde 1979 a 1983.
Allí, muchos de sus compañeros de uniforme fueron asesinados, se vivieron momentos delicados, años duros que quedan para siempre entre los recuerdos más amargos. Del norte se le destinó al sur de España, a Cádiz; un destino al que le seguiría otro año y medio en Melilla para después volver a Barbate y terminar, en 1991, en Ceuta.
Aquí Baldomero ha pasado por todos los puestos como integrante de la Compañía Rural: el de Benítez, Príncipe o San Amaro, pasando después a la Compañía Fiscal, siendo destinado, ya en la reserva, al control de seguridad en los juzgados en donde ha permanecido cinco años. Experiencias, aquí, deja “muchas”. Ha conocido a mucha más gente de la que ya guardaba en su memoria y se ha reencontrado con quienes se alegraban al verle después de años de compartir experiencias en sus diferentes puestos de guardia civil.
Si algo se lleva Baldomero a su casa, como nuevo jubilado, es el saberse apreciado por muchas personas, por aquellos que han sabido valorar la importancia de una función como la desarrollada este tiempo en un lugar mucho más sensible y delicado de lo que cualquiera pueda pensar. Ahora toca descansar, “los años pesan”, reconoce emocionado. “Intentar acostumbrarme a esta clase de vida” después de años “siempre trabajando”, indica emocionado. En el acceso a los Penales y a la Audiencia se le echa ya de menos, pero en la vida hay que saber adaptarse a los tiempos y a una etapa en la que, aunque ya sin uniforme, seguirá siendo guardia civil. Porque cuando uno nace con la profesión en el ADN, la lleva consigo hasta el final.
Muchas gracias por todo Baldomero, te echaremos de menos.
Amigo Mansilla, cada cual se siente segun le dicte su corazon. Si Baldomero lleva en su corazon a la Guardia Civil siempre será Guardia Civil.
Yo no soy Guardia Civil, mi padre era de Correos y hasta su muerte se sintió siempre orgulloso de ser y haber sido Funcionario de Correos.
Al final en la vida no es ser, es sentirte....
Baldomero deseo que tengas una feliz jubilación.
A Manuel Mansilla: según la capacidad y voluntad de cada uno, desde la situación de jubilado, s e pueden hacer muchas cosas, y con los conocimientos adquiridos, se puede ayudar, ya lo creo.
Diferente es que se llegue a la jubilación, sin más, y habiendo sido una inutilidad, como de su comentario se deduce en Ud.
Feliz jubilación, Baldomero, no hay como jubilarse sabiendo que se ha cumplido con lo que de cada cuál la nación, España, y el Estado (pueblo), esperaba de cada un@ y desde el lugar que se nos asignó.
Ya lo creó que un/a jubilsd@ pinta, ya lo creó, y si hay alguna duda, ¡¡sólo hay que preguntar a los nietos!!.
Todo el que se jubila pasa a ser pensionista sin más. Ésto es así para camareros, transportistas, albañiles,, guardias civiles,, conserjes y etc, etc, etc.....no se columpien. Un guardia civil retirado no pinta nada y jurídicamente es como otro cualquiera. Un jubilado.
Feliz jubilacion Baldomero,ahora toca disfrutar,tu compañero Vicente.
No nos jubilamos, pasamos a ser guardia civil retirados
Feliz jubilacion Baldomero. Un fuerte abrazo. Juan Amado