Varios usuarios del gimnasio del Díaz Flor han denunciado las deficiencias existentes, urgiendo una intervención del ICD que no llega a pesar de que algunas de estas quejas se han trasladado formalmente por escrito. ¿Cuáles son? Pues entre ellas que la única bicicleta que tiene el gimnasio está estropeada desde hace más de dos semanas, o que el horario se ha cambiado sin consultar a los usuarios abriéndolo más tarde (ahora a las 10.30 y antes era a las 8.00) y cerrándolo antes (ahora a las 13.00 horas y antes a las 14.00). A esto se añade la falta de personal adecuado para atender por ejemplo a los que practican culturismo. Así durante tres días a la semana el ICD pone a un técnico deportivo que no tiene conocimientos de culturismo para atender las reclamaciones de los usuarios, mientras que los otros dos días de la semana dispone un monitor. ¿Qué pasa si algún usuario padece una lesión? Eso es lo que se preguntan porque incluso ya hay precedentes de lesiones por una falta de asesoramiento evidente.
Los afectados denuncian además que ellos pagan una tasa mensual por recibir, se supone, unos servicios que no se prestan. Critican que a pesar de acudir al ICD no han obtenido todavía atención alguna al respecto.