El fatal accidente se produjo sobre las 9.20 horas cuando F.L.V. se dirigía, al parecer, a su domicilio, en un edificio de la calle Simoa. De inmediato se personó en la zona una ambulancia del 061 que le prestó los primeros auxilios, aunque todos los intentos por reanimarle fueron inútiles. A partir de ese momento, numerosos vecinos se agolparon en la zona para conocer el fatal desenlace y apoyar tanto a la viuda como a los hijos en tan duros momentos.
Larga espera
Agentes de Policía Local y de la Científica del Cuerpo Nacional de la Policía se personaron en la zona, que fue cortada al tráfico hasta que se produjera el levantamiento del cadáver por parte de la jueza, una actuación que se prolongó más de la cuenta para los allí presentes, ya que la responsable de levantar el cuerpo tardó dos horas en llegar a la escena del suceso. Tanto los vecinos que permanecían en el lugar de los hechos, como especialmente los familiares del fallecido, se quejaron de la tardanza en unos momentos tan dramáticos para la familia.
“En esa cuesta se cae mucha gente, es un verdadero peligro”
Era la frase más repetida tras conocerse el fatal desenlace, “en esa cuesta se cae mucha gente, es un verdadero peligro”. Así se lamentaban los vecinos, recordando los numerosos resbalones y caídas que han sufrido los ciudadanos que transitan por esta zona. “Yo misma me he resbalado varias veces, y también me he caído, no se puede andar con seguridad por ahí”, apuntaba otra de las vecinas, lamentando la retirada de los escalones que antes existían en la bajada de Simoa. “Nos sentíamos más seguros, pero desde que los han quitado cualquier puede caerse rondando porque el suelo resbala mucho”, se quejaba otro de los vecinos.
Además, en la calle Simoa se ubica una guardería a la que acceden numerosos ciudadanos con carritos de bebé. “Imagina el peligro si alguien se resbala o se cae llevando un carro con un niño pequeño”.
Al margen de la inclinación de la cuesta, motivo de queja de los vecinos de la zona, algunos también apuntaban a la inutilidad de la barandilla ubicada en el inicio de la calle Simoa. “¿De qué sirve poner una barandilla tan pequeña y que no continúa hacia abajo a la calle?”, se preguntaba una ciudadana que también sufrió una caída hace unos meses. “Y la cosa es peor con el suelo mojado”.