Ceuta y Melilla abordaron ayer los problemas que les son comunes, que les preocupan y que inciden en su presente y futuro próximo. Tanto el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, como el de Melilla, Eduardo de Castro, tienen claro que hay que abordar los problemas existentes con contundencia, llamando a las cosas por su nombre y, sobre todo, sin complejos ante Marruecos. En Ceuta se tiene clara la postura pero en Melilla existe una complicación derivada de la no visión que, sobre el asunto, tiene el PSOE -también en el Gobierno- y CpM. Si la ciudad hermana no presenta una unión de sus partidos en el poder, difícilmente se va a conseguir que las dos vayan de la mano para hacer ese frente común necesario ante el Gobierno central, forzándole a atender como se merece la problemática surgida en este lado de España. No estamos para perder tiempo, ni para peleas que no deriven en un punto de consenso entre todos, puesto que la situación es tan tensa que de no afrontar medidas con la mayor rapidez necesaria las consecuencias serán peores. Las ideas están claras, pero la unión debe conseguirse para que dos puntos que tienen los mismos problemas y las mismas necesidades vayan de la mano al objeto de conseguir la atención buscada. La ayuda que, por cierto, aportó Pablo Casado instándole en su encuentro con Pedro Sánchez a que se acuerde de las dos ciudades hermanas.