Un año más, los actos veraniegos como conciertos, o el Día de Ceuta, tuvieron lugar en un lugar tan incomparable y único como las Murallas Reales. Mónica Naranjo, Pereza, Joaquín Cortés, la Orquesta Chekara, el Día de Ceuta, Mercado Medieval...
Actos instalados sobre un suelo que, hace ya unos diez años, se colocó con una previsión mucho menos agresiva, la de aguantar el andar de las personas y, como mucho, el de algún acto importante, como el del Día de Ceuta.
Así las cosas, el suelo de las Murallas Reales presenta numerosos desperfectos; algunos de ellos fruto del uso, otros fruto del abuso. Así, es posible apreciar que justo por las zonas donde debían cruzar los vehículos con el material, en la entrada que da a la avenida Martínez Catena, el baldosado presenta una imagen deplorable. Justo en la entrada, el suelo se encuentra con grietas. Unos metros más adelante, el suelo se encuentra peor todavía, ya que muchas baldosas han saltado; un problema más que estético, ya que dificulta el andar por las Murallas Reales, un conjunto histórico-monumental.
Además de los destrozos evidentes de la entrada del conjunto, también se aprecian daños en la zona de los conciertos y las actividades veraniegas. Por ejemplo, en la parte cercana al lugar en el que ha permanecido el Escenario se encuentra un agujero, producto de picar el suelo para sacar la toma de electricidad para la iluminación; ese agujero se encuentra inmediatamente adyacente a una tapa. También las barandilla que se sitúan justo rodeando el suelo donde se encuentra el público de estos actos presenta partes rotas o desconchadas, probablemente debido al trajín de personas.
A juicio de Septem Nostra, la asociación ceutí en defensa del Patrimonio Histórico y Medio Ambiental, “el suelo de las Murallas Reales no es el más apropiado para llevar a cabo el tipo de actos y actividades que hay durante el verano, ya que cuando se instaló no se pensó en darle ese uso”.