La guerra que mantienen la Federación Española de Fútbol y la Liga Nacional de Fútbol Sala tiene un nuevo frente que se llama la Copa de España, torneo estrella por excelencia de la LNFS.
Hace unas fechas la Real Federación Española de Fútbol remitió un escrito a la Liga Nacional de Fútbol sala en el que transmitía al estamento que preside Javier Lozano que lo excluye de la organización de la Copa de España, el torneo por excelencia de la Liga Nacional que el próximo año 2020 está previsto que se celebre en Málaga en el estadio ‘Martín Carpena’ y en el se reúne a los ocho mejores equipos de Liga.
Una edición marcada además por ser el trigésimo aniversario del nacimiento de la LNFS como organizador de la Liga y la propia Copa de España.
Ahora, con el escrito remitido por la española, y después de la decisión tomada el 16 de octubre, le recuerda que el estamento federativo es el responsable en la organización de las competiciones de ámbito estatal. Y, considerando que la Copa de España reúne esta condición como la propia Liga, la organización corresponde a la federación española.
En el escrito, desde el estamento que preside Rubiales se insta a la Liga a que no inicie ningún trámite derivado de la organización (taquillaje, dotación hostelera) y que estas funciones quedan delegadas en la Subcomisión de Evaluación de Clubes compuesta por 4 clubes de Primera y 3 de Segunda donde están clubes como Inter Movistar, Burela, Jaén, Barcelona o Peñíscola.
En el escrito, la Real Federación Española de Fútbol anuncia que traslada esta petición a la citada Comisión y que momentáneamente, mientras no tenga un posicionamiento de los mismos, la Liga Nacional de Fútbol Sala se abstenga de desarrollar actividad alguna que vayan en contra de las competencias de la propia RFEF. Una decisión que evidencia la delicada situación.
Todo mientras desde la LNFS espera que en las próximas semanas se conozca la resolución judicial sobre las medidas cautelares solicitadas por la LNFS, para recuperar las competencias que entienden que le corresponde en la organización de la competición como viene haciendo durante los últimos treinta años.
Este es un nuevo frente abierto en la guerra que mantiene la Española con la Liga y que dio comienzo el pasado verano por los derechos de televisión. La española, al revocar las competencias en la organización de las competiciones a la Liga Nacional, ocasionaba cambio de modelo que supondrá una variación en el sistema de reparto. Con el sistema que pretende la Española, la retribución de los equipos de la máxima categoría estaría ligada a su evolución deportiva y su tirón mediático.
De esta manera, se ponía fin al formato anterior, por el que el dinero se distribuía de forma idéntica: 15.000 euros por miembro en Primera y 5.000 euros en el caso de Segunda, donde sí se mantendrá ese modelo. Una posición más arriba o abajo hará variar el importe que perciban.
Los clubes, en agosto mostraron el apoyo a Lozano, aunque no por unanimidad, ya que el pasado 21 de agosto, Movistar Inter se desmarcó de la LNFS. El equipo madrileño presentó la dimisión de forma irrevocable de su plaza como vocal y miembro de la junta directiva de la gestora de la asociación de clubes.
La LNFS denunció, en su momento que se trataba de un hecho inédito y espera la resolución.