El juicio a un rapero contestatario marroquí acusado de insultar a la policía ha puesto el foco sobre la música rap como nueva forma de la juventud marroquí para expresar su descontento social y vital.
El cantante Mohamed Munir, de nombre artístico 'Gnawi', es juzgado desde este jueves por el Tribunal de Primera Instancia de Salé (cerca de Rabat), por haber posteado el pasado 24 de octubre un vídeo en el que aparecía ensangrentado y furioso mientras pronunciaba exabruptos contra la policía, a la que acusaba de haberle maltratado y robado.
Pero muchos han subrayado el detalle de que la detención de 'Gnawi' el pasado 1 de noviembre se produjo dos días antes de la publicación de otra canción '3acha cha3b' (Viva el pueblo), que él canta junto con otros dos raperos (Weld L'Griya y Lz3er).
Esta canción se ha hecho viral en las redes y lleva ya 13 millones de visualizaciones en Youtube, lo que la convierte en una de las más vistas en los últimos meses en el país.
Con un lenguaje transgresor y medios caseros, aparecen los tres cantantes exhibiendo sus múltiples cicatrices en la cara y el tórax mientras profieren acerbas críticas a las autoridades del país sin dejar títere con cabeza.
En el famoso vídeo, los tres cantantes denuncian la pobreza, la injusticia y las disparidades sociales en el país, dedican elogios a las protestas sociales del Rif y hasta critican al rey, traspasando así una de las "líneas rojas" en Marruecos.
Las autoridades marroquíes han insistido e varias ocasiones en que la detención de 'Gnawi' no tiene nada que ver con este último vídeo sino con sus ataques previos a la policía; de hecho, los raperos que se refieren específicamente al monarca no han sido detenidos ni juzgados por la canción.
Pero más allá del juicio al 'Gnawi', el éxito de esa canción es expresión, según los observadores, de la voz de una juventud que se siente cada vez marginada en el país.
Un estudio publicado en 2017 por los medios locales y basado en las cifras del organismo estadístico Alto Comisariado del Plan, estima que hay una bolsa de 2,7 millones de jóvenes de entre 15 y 29 años que son "ninis" (ni estudian ni trabajan).
"Si (la canción de Viva el pueblo) ha hecho vibrar una cuerda sensible es porque ha tocado una realidad que no se puede ignorar: el descontento de los jóvenes (..) concretamente el de las clases populares, los más numerosos", escribió Reda Dalil, director del semanario Telquel, en el último editorial de la revista.
Esta juventud, según el periodista, no hay que "barrerla bajo la alfombra del olvido".
Esa juventud urbana ha empezado en los últimos años a expresarse fuera de los canales clásicos de intermediación (partidos, sindicatos o asociaciones), y su amargura es cada vez más audible en los estadios de fútbol, las redes sociales y la música.
Como las radios públicas y privadas silencian sistemáticamente este rap "mal hablado", encuentra su salida en canales como Youtube, Instagram o Facebook.
Huérfano y procedente de una familia humilde, 'Gnawi' forma parte de esta nueva generación de raperos, fieles a la naturaleza rebelde de este género musical, que ha tratado varios temas que afectan directamente a la juventud marroquí valiéndose de las redes sociales.
En diciembre de 2018 por ejemplo sacó la canción 'Feth7o Lebwab' (Abrid las puertas) en la que habló del repunte del fenómeno de la emigración irregular, y en octubre de 2019 dedicó la canción 'L3asker' a la vuelta del servicio militar obligatorio, inspirándose en la canción 'Gangsta's Paradise' de Coolio.
"Gnawi se considera como el rapero número uno actualmente, hace una música con palabras sencillas y temas del pueblo con las que se identifican los jóvenes", dijo a Efe el rapero Abdelqader Fares 'Mol Mic', amigo del detenido.
El juicio ha valido a Gnawi una oleada de solidaridad en las redes sociales, y el pasado 3 de noviembre los hinchas del club AS FAR corearon durante un partido en Rabat 'Libertad para Gnawi'.
Según los observadores, raperos como 'Gnawi' y otros forman parte de una nueva generación de cantantes que se distancian así de la anterior generación de raperos (Don Big, Muslim) que se hicieron famosos a principios de la anterior década pero cambiaron rápidamente hacia un "rap patriótico" y oficialista alejado del espíritu transgresor de esta música.