Seis de la tarde. Explanada de embarque de vehículos. Un agente de la Policía portuguesa comienza a registrar vehículos y a pedir documentación. Hasta ahí todo normal. Va acompañado de un policía nacional español. Nos piden la documentación, la comprueban y solicita abrir el maletero. A lo mejor es que llevábamos al niño de la maleta en una bolsa de plástico. En ese momento se le solicita al agente portugués que si no lleva guantes para el registro como es obligatorio. No se molesta y dice que no. Sin embargo quien se siente herido, el sabrá las razones, es el policía español. Enfadado y molesto por pedir un derecho y ellos por incumplir su obligación.
Ni corto ni perezoso como si fuera un agente de la extinta Policía Armada de los tiempos del fenecido dictador, se lo toma en serio. Nos dice que sin problemas, que nos vamos a enterar. Que cuando llegáramos más adelante nos iba a registrar con guantes. Y nos espero y cumplió con su abuso de poder. En cuanto llegamos a su altura nos sacó de la cola, quizás obsesionado por encontrar al niño de la maleta y es que nada más que registró dos bolsas de plástico. A lo mejor quería enmendar el magnífico trabajo del servicio fiscal de la Guardia Civil. Pero no registró con guantes de látex como sería normal. Tiene que ser que Marlaska no tiene presupuesto. Es una pena que tengamos policías que se creen que no somos ciudadanos sino súbditos. Es una pena, pero algunos se quedaron anclados por años o por pensamiento.