Antes de que la brigada tomara cuerpo con personal preparado y especializado para este tipo de trabajo “y eso suponía que una tardanza de 15 ó 30 minutos transformara un conato en un incendio en toda regla”, lamenta. Pese a lo que se pueda pensar, la abundancia de lluvias este año no beneficia a la masa forestal para evitar los incendios, todo lo contrario. “La vegetación crece mucho, hay más volumen y mayor masa vegetal y cuando se termina secando es mucho peor ya que si se formara un incendio sería de mayores dimensiones”, explica Navarro.
Tocan madera porque “nunca se sabe”. El año pasado, finalizada la temporada de riesgo, en el mes de noviembre, un incendio de dos hectáreas a causa de unas maniobras militares causó bastantes daños en el terreno forestal de la ciudad. Conatos sigue habiendo “casi a diario”, otra cosa es que no se permita que vayan a más.
La normativa es clara: completamente prohibido el fuego y las barbacoas en el monte desde el 1 de junio hasta el 1 de noviembre. El dispositivo de actuación cuando la brigada se encuentra con unos ciudadanos haciéndolo es sencillo: “lo primero es advertirles e informarles sobre la ordenanza y normalmente pues ya dejan de hacer fuego y se soluciona el problema. Si no es así, le toca al Seprona intervenir”, explica Navarro que recuerda que cuidar de las zonas verdes de Ceuta es una tarea coordinada “que parece que está dando sus frutos. Somos muchos los implicados y hay mucho trabajo detrás pero nunca podemos bajar la guardia porque el año pasado, por ejemplo, un incendio fuera de la temporada de riesgo fue de los más importantes que se produjeron”.
A nivel nacional
Ceuta está muy por encima de las demás regiones del país en las que hasta el pasado 15 de agosto, fecha de la última estadística realizada por el Ministerio de Medio Ambiente, se produjeron más de 2.600 incendios, casi la mitad que los producidos el pasado año y muy por debajo de los de hace unos años. Mientras el pasado año hubo 30 grandes incendios, éste año la cifra por el momento se ha diezmado y tan sólo se han producido tres. Aunque las cifras son alentadoras, no hay que olvidar que ya se han visto afectadas casi 26.000 hectáreas, unos datos que pese a parecer halagüeños sólo hay que compararlos con el último incendio de importancia en Ceuta que afectó a dos “y causó bastantes daños en nuestro territorio forestal”. Un dato curioso: mientras que las negligencias son las causantes en primer término de los incendios que se producen en la ciudad autónoma, en el resto del país, tan sólo ocupan un 13 por ciento del total siendo los incendios intencionados los más comunes.
Las negligencias son la mayor causa
No hay que engañarse: una colilla por una ventanilla de un coche no es tan inofensiva como parece. De hecho, una sola chispa de esa colilla es la principal causante de los incendios que se registran en la ciudad autónoma. La lumbre que pueden llegar a prender, junto a la que puede derivarse del fuego de una barbacoa en el monte, han sido sobre todo las causas de los incendios que se han producido en el territorio forestal de la ciudad autónoma. No hay que confundir la negligencia con el incendio provocado, en que un pirómano atendiendo a diversos motivos prende fuego con un mechero generalmente, o cerillas, al monte. Los que aquí se provocan con esa intencionalidad son los menos, casi siempre a manos de “jóvenes y niños que lo ven como una travesura pero alcanza el gamberrismo”, apunta el coordinador de la brigada, Carmelo Navarro. Un dato curioso: mientras en España la causa radica en la intencionalidad en más de un 51 por ciento de los incendios, en Ceuta la cifra se reduce considerablemente y es por “descuidos”.