Mi bisabuelo era una persona bajita, fuertota y guapa según su mujer. O sea mi bisabuela. Se conocieron una tarde cuando la madre de mi bisabuela la llevó a la consulta de Paco y allí tras exponer que le pasaba, tenía unas menstruaciones muy dolorosas, y darle un remedio casero a base de plantas empezó el “filin” entre ambos.
Mi tatarabuela, que no era tonta, mandaba con la que fue mi bisabuela María todos los días por la tarde con dos huevos recién puestos de su mejor gallina ponedora en agradecimiento por haberle quitado los citados dolores y así empezó el romance. Dice María en sus memorias recogidas por mi abuelo que él le dijo “que era una rosa muy bonita y que quería tenerla para siempre en su huerto”.
Muy original don Paco.
Tenía tan sólo ella 18 años y Paco 26. De esta unión hubo un total de 6 hijos. Las cuatro primeras fueron niñas y luego los dos últimos varones.
El benjamín de la familia fue el elegido por los hermanitos para continuar con la labor de mi bisabuelo y el encargado de abrir la primera página para contar la historia que tú has leído. Ya te dije que se llamaba Antonio.
Estudio muchísimo.
No pudo continuar por falta de dinero y porque desde pequeño se dieron cuenta que era especial.
Ayudaba desde su más temprana edad a su padre en las consultas.
Mi bisabuela era muy celosa y se bajaba todas las tardes a echarle una mano a su marido y a la vez vigilarlo.
Cuenta ella que una tarde apareció una monja que hablaba muy raro y Paco dijo que venía de Portugal.
Esta mujer podría rondar los 60 años tranquilamente.
Mi bisabuelo le dijo a María que le había mirado a la barriga y señalando la con la mano derecha le dijo que tenía un hijo y que estaba bendecido por los "hermanitos".
Cuando se lo dijo María se quedó de piedra ya que no tenía ni idea que se encontraba en cinta de su sexto hijo.
Para los dos fue una sorpresa y más para Paco.
Esta mujer venía de parte de la misión que había en Iría, donde se apareció la Virgen de Fátima a esos tres pastorcillos: Lucía, Jacinto y Francisco Marto, entre los días 13 de mayo al 13 de octubre de 1917, donde hubo unas revelaciones Marianas. Ellos se quedaron de piedra. Venir de tan lejos para visitarles. Sí que habían sido célebres sus consultas. Se desprendía de esta visita. Que según escribió Paco fue el 13 de mayo de 1926. Naciendo mi abuelo el día 4 de enero de 1927. Se desprende de las cuentas que estaría de cuatro semanas más o menos.
La próxima lámina que mi abuelo vio fechada el 12 de mayo de 1927 consistía en un montón de dinero, dólares, tirados por una finca con árboles y se veía en primer plano una mano con un billete que parecía que estaba tirándolo. Antonio lo relaciono con el crack financiero del 29. Otra vez había tenido esa sagacidad predictiva mi pariente. Un momento histórico calificado como el jueves negro, día 24 de octubre de 1929, donde la bolsa norteamericana quebró y puso en jaque toda la economía mundial. Que continuó con el lunes negro y el martes negro de la fecha 28 y 29 de octubre del 29.
Como es natural las consultas eran gratuitas pero cada uno aportaba lo que podía. De ahí lo de mi abuela con la aportación de su mejor cosecha ovípara. Tenía que alimentar a unas pocas de bocas y eso lo tenían todos muy presentes y claro.
Se decía que no podían recibir dinero porque lo que podía deparar era la pérdida de sus facultades paranormales.