Reconozco que por la mañana fui una mujer muy feliz al reencontrarme con mi marido en una habitación distinta a la de costumbre y dimos rumbo a una pasión desenfrenada. Luego nos duchamos juntos, fuimos a desayunar y continuamos el viaje. Estaba mi mente con el disgusto clásico de la pérdida de un familiar pero lo que había vivido en esa estancia había realzado mi forma de pensar. Mi marido seguía enamorado de mí. Se notó en la forma de reaccionar durante los momentos vividos allí.
Estuve pensando de revelarle lo que había pasado cuando llegue a la casa de mi tía. Pero fui mucho más egocentrista y me quedé con ese sobre para mi solita.
Fue muy pesada la ruta pero por fin cogimos el ferry dirección Ceuta.
Pensé en pedirle ayuda a mi vecina que tenía mucha confianza en ella. Pero algo me dijo que tenía que afrontarlo yo sóla este trance.
Esperé a tener una mañana tranquila. Tenía que esperar un par de días. Me puse a limpiar la casa y comprar cosas para la nevera rellenarla. Quería hacer una cenita romántica para el fin de semana.
Durante los días que estuvo el sobre en mi bolso cada vez que tropezaba con él me venía las malas intenciones de abrir el mismo.
Llegó la mañana y como una ceremonia corté el sobre por un lateral y salió varios folios escritos a mano por las dos caras y ponía en resumen: “Si estás leyendo está carta es porque mis rezos han surgido efecto. Sé que me habrás escuchado. Así que debes de aceptar estas cosas que hicimos por ti. Fue lo mejor para tu futuro. Te acuerdas cuando desapareció de buenas a primeras Pepe tu primer novio. Pues entre tu hermano Paco y yo lo cogimos por banda y lo echamos de tu vida. Tú eres muy guapa y no podías estar a base de maquillaje para disimular los golpes que te propinaba este mal nacido. Fue una decisión a medias que creo que fue lo mejor para ti. Sé que estuviste durante mucho tiempo con una depresión de caballo. Pero entre todos pudimos darte un nuevo rumbo a tu vida. Te lo merecía y por eso lo hicimos”.
Si por aquel entonces lloré lo que no está escrito esa mañana también lo hice. Pero esta vez de alegría por saber lo tanto que me quería mi querida tita María.