El Departamento de Asesoría de la Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros (ADICAE) ha visto cómo, lamentablemente, el número de quejas y reclamaciones por fraude en el uso de tarjetas de crédito ha aumentado un 60% en los dos primeros meses de verano respecto al año anterior. Los temas más recurrentes de estas consultas y reclamaciones son: excesos en el cobro de comisiones de mantenimiento, los fraudes por robo o extravío de la tarjeta, y prácticas delictivas a través de Internet, principalmente.
La crisis está pasando factura a los consumidores en forma de comisiones. Desde 2005 las comisiones aplicadas a las tarjetas se han multiplicado, pasando de 11'12 euros a 16'84 la cuota anual por tarjeta de débito; de 22'94 a 33'48 por la de crédito; y de 0'6 a 1'08 euros por disposición en cajeros de la propia red. Este aumento injustificado de las comisiones debería venir acompañado de una mejora sustancial en la seguridad de los usuarios. Lamentablemente no está siendo así.
Los sistemas de seguridad de los que presumen las entidades (RFID y el chip) son vulnerables y ya han sido superados por los delincuentes. En concreto, la implantación del chip no se está llevando a cabo masivamente en los comercios, ya que la mayoría continúa utilizando el sistema de banda magnética.